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Agro: lo nuevo, lo viejo, lo actual
Formas modernas de última tecnología se combinan con hábitos tradicionales premodernos en la organización del trabajo rural. De eso trata “Reestructuraciones sociales en cadenas agroalimentarias”, editado por el GESA de la UNC.

El escritor británico John Berger apuntó, en su libro de ensayos, relatos y poemas "Puerca tierra", que "el campesino ha sobrevivido más tiempo del que le habían pronosticado. Pero durante los últimos veinte años, el capital monopolista, mediante sus empresas multinacionales, ha creado una nueva estructura del todo rentable, la 'agribusiness', por medio de la cual controla el mercado, aunque no necesariamente la producción, y el procesado, empaquetado y venta de todo tipo de productos alimenticios. La penetración de este mercado en todos los rincones de la tierra está acabando con el campesinado".

Eso dice Berger. Sin embargo, en un análisis del impacto de la aplicación de tecnologías de punta en la producción, empaque y comercialización; la transformación de las unidades productivas y el implacable proceso de reconversión que vivieron las explotaciones agropecuarias -fundamentalmente frutihortícolas- en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, el Grupo de Estudios Sociales Agropecuarios (GESA) de la Universidad del Comahue ensaya una posición intermedia: "no hay imagen de polarización; hay productores que se pudieron reconvertir, algunos se autodenominan productores y otros, chacareros que se desempeñan en la histórica actividad pluriagraria el Alto Valle".

Esa afirmación pertenece a Mónica Bendini, prologuista del volumen "Reestructuraciones sociales en cadenas agroalimentarias", perteneciente a la colección Cuadernos que edita el GESA de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNC. Es el sexto título que publica el grupo (ver aparte), en este caso compilado por Martha Radonich y Norma Steimbreger.

Bendini explicó que el libro reseña la cadena agrícola "ubicada en contextos más amplios" y describe las relaciones "entre la reestructuración económica y las reestructuraciones sociales". Como resultado, en el Alto Valle y en el Valle Medio se observa "un impacto heterogéneo". Se trata de analizar el impacto de las nuevas formas de producción "sobre las organizaciones sociales y de los trabajadores y sus efectos sobre el territorio, cómo se incorporan nuevas áreas para exportación" en el proceso de globalización creciente, indicó Steimbreger.

Para Graciela Landriscini es importante señalar cómo se modifican las relaciones de intercambio, es decir, cómo se determina qué hay que producir; qué capacidad de decisión sobre la producción tienen los productores, cómo influyen las cadenas de híper y supermercados y cómo y quién "da la orden de qué producir y cómo hacerlo en cuanto a control de calidad, fijación de precios y variedades" que deben comercializarse.

Otros elementos a tener en cuenta son las inversiones y los sistemas de fertilización y de poda. Así se puede observar "cómo se modifica la forma de trabajar en cuanto a cantidad y a calificación", indicó Landriscini. También mencionó los cambios en el empaque, los costos salariales para los pequeños productores que se desempeñan de manera multifuncional y las grandes explotaciones.

Bendini se refirió también al proceso de transnacionalización que modificó las relaciones sociales y de producción. Pero indicó que "no existe una imagen de polarización, pues hay productores que se pudieron reconvertir y otros que no". Señaló la distinción que se hace en el sector en relación con la actividad histórica en la zona rural del Valle entre productores y chacareros, que se debe -dijo- a la coexistencia entre áreas tradicionales y nuevas en la misma zona. Y puntualizó la "unidad temática" del volumen editado, por su contenido.

En efecto, los procesos descriptos abarcan regiones de la Argentina, México y Brasil. Se analiza cómo "transforman el escenario productivo y el espacio social, construyen nuevas formas de territorialidades que coexisten con hábitos tradicionales de producción tales como la precariedad laboral en las zonas rurales". Se trata de una "agricultura flexible" -término de la especialista Sara Lara Flores- que se propone lograr competitividad mediante la combinación de nuevos y viejos procesos de trabajo, tecnologías y formas de uso de la fuerza de trabajo que tornan al empleo más intermitente e itinerante.

En el prólogo, Bendini señaló que el sector frutihortícola es, "desde hace algunas décadas, uno de los más dinámicos de la agricultura, tal como se manifiesta en las regiones estudiadas del norte de la Patagonia, Litoral y Cuyo en Argentina; Baja California,

Sonora y Sinaloa, entre otras, en México y valles del río San Francisco en Sergipe, Bahía y Pernambuco de Brasil, donde el mayor dinamismo se genera en la producción destinada a la exportación". Ese dinamismo está reflejado en la movilidad del capital, la transferencia y la venta de empresas regionales o nacionales a firmas extranjeras. Ese proceso de desnacionalización de la producción, que reproduce lo ocurrido en el país y en América Latina, está analizado pormenorizadamente por Landriscini y Osvaldo Fleiss.

El análisis describe "formas combinadas de concentración económica y de persistencias adaptativas de pequeños y medianos productores que provoca la continua reestructuración de las relaciones técnicas y sociales de producción". Ese rasgo caracteriza la actividad en el Alto Valle, donde también se experimentó un proceso de revalorización de tierras, en especial cuando se orienta a la producción de calidad. En este contexto, se verifica "la transformación de los mercados de trabajo, de las relaciones intersectoriales y de las propias comunidades locales. Así, las nuevas formas de organización de la agricultura redefinen las posiciones productivas de trabajadores, productores y empresarios; reestructuración que responde, por una parte, a tendencias mundiales de la reestructuración productiva e inserción flexible pero, por otra, a especificidades regionales y a redes locales de actores", expresa Bendini en su prólogo.

El espacio también sufre modificaciones: se constituye como "cadena de lugares interconectados: para los productores, el territorio no es sólo el lugar (o los lugares) en donde se vende la producción, para los trabajadores no es sólo el lugar en donde se reside; son los lugares a donde se migra para trabajar (desplazamientos múltiples, nuevas configuraciones familiares, redes sociales)".

GERARDO BURTON

gburton@rionegro.com.ar



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