>
"Cómo el ferrocarril puede servir para bajar la tasa de accidentes en las rutas"

Los siguientes párrafos pretenden mostrar la importancia del ferrocarril como medio de transporte como medida paliativa a la tasa de accidentes registrada en el mes de enero de 2008. No son pocos los que piensan que el servicio ferroviario de pasajeros interurbanos y de cargas se plantea como una necesidad económica y social de revertir el caos imperante en las rutas: descongestionarlas, bajar su siniestralidad y reducir a niveles razonables los costos de los seguros (vale mencionar la campaña del Grupo Sancor Seguros).

Por si restringir el tránsito de ómnibus de larga distancia y camiones en rutas e interior de las ciudades fuera poco, se adicionan ventajas como la de brindar transportes de bajo costo a la población, reducir el consumo de combustibles, bajar la polución ambiental, romper el aislamiento al que están expuestas muchas poblaciones, promocionar las economías del interior, proteger a pequeños y medianos productores, constituir un componente primordial en la apropiación del espacio... y la lista sigue.

Hace muchos años, con el diseño de vías y las tecnologías de tracción diésel que existían, se podía correr a 120 km/h. Hoy, con mejoras simples, se podría alcanzar esa rapidez y llegar a velocidades máximas de hasta 160 km/h. Valen las siguientes palabras para aclarar que:

" dichas velocidades serían prácticamente constantes (por la nula cantidad de obstáculos y riesgos que debe superar el tren) con la consiguiente optimización del tiempo de viaje;

" el recorrido no contendría ningún tipo de peligro de colisión, perdida de control del vehículo u otros (como si pasa en las rutas).

Estimando un mercado de 12 millones de pasajeros por año, este transporte obligaría a despachar 24.000 trenes de 10 coches (capacidad: 500 pasajeros por tren) ó 375.000 ómnibus (capacidad: 32 pasajeros), ambas cantidades en el lapso de un año y con un factor de ocupación del 65%.

Esta cantidad de colectivos, concentrados en 220 días y 12 horas diarias representan un despacho de 142 ómnibus por hora a las rutas del país. De esa cifra se puede reflexionar sobre por qué este medio de transporte es una solución para descongestionar las rutas y por ende el número de accidentes, muertes y todos los costos ocultos que implica (ambulancias, hospitales, etc.). Otra conclusión: por cada tren son requeridos 16 ómnibus.

Dejando de lado el transporte de pasajeros y hablando ahora sobre el de cargas, se puede decir que para transportar la misma carga que en un tren modesto de 30 vagones, sería necesario despachar 50 camiones. Esto porque cada vagón puede transportar 45 toneladas (1.350 en total) y un camión sólo 27.

Si se considera una carga de 32 millones de toneladas, otra vez en un lapso de un año, y que cada móvil lleva la carga máxima posible, se obtiene que se necesitan 23.700 trenes contra 1.185.000 camiones para realizar el transporte de la misma. Si se toman 300 días hábiles al año, obligan a salir a las rutas del país a 3.950 camiones por día.

Los datos sobre velocidades, estimación de mercado y cálculo de número de vehículos por año y de potencias y capacidades de carga fueron obtenidos de "La república que ¿perdió? el tren. Análisis y proyecto para refundar los ferrocarriles en Argentina", de Jorge Contestí (Grupo Editor del Encuentro, Buenos Aires, 2005).

Estos resultados claramente ameritan poner el tema en la lista de prioridades por parte de las autoridades de forma urgente. Los partidos políticos a nivel local podrían ayudar. La propuesta también podría llegar al defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino. Se deben analizar y apoyar proyectos concretos, factibles de realizar y que serían la semilla de lo que se tiene que hacer. No es una solución inmediata, pero deben dejarse de lado las filosofías cortoplacistas de soluciones rápidas que muy pocas veces atacan el problema de raíz y que resultan ser no sustentables, caras e ineficientes y estudiar aquellas que sí lo solucionen para que en los años que se avecinan, y no en décadas, dejemos de sufrir las actuales consecuencias.

En el sistema ferroviario, el transporte de cargas es la frutilla del postre, pero está demostrado que el transporte de pasajeros es tanto o más rentable que el primero y que conlleva, además, numerosas ventajas. El interior del país sigue siendo un fabuloso mercado para los trenes de pasajeros de hoy y constituye un campo en que los inversores privados y el Estado (turismo) debieran enfocar su visión.

 

Pablo Benedicti, DNI 32.253.342

pdbenedicti@yahoo.com.ar

Bahía Blanca



Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí