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Esquimales en riesgo

Las tareas agrícolas son reducidas en las regiones árticas y casi todas las actividades se limitan a la caza, la pesca y el pastoreo de renos.

El deshielo de la capa de permafrost en Alaska y Siberia modifica la topografía y daña instalaciones, cañerías y caminos. Todos estos inconvenientes generan la reubicación de algunas comunidades costeras y afectan a los cazadores y pescadores marinos de las localidades. De los cuatro millones de personas que habitan el Ártico el 10% es indígena y los inuits (esquimales) de Canadá representan el 85%, mientras que los Sámi, en el norte de Escandinavia y la Península Kola, constituyen el 2,5% de la población.

Las actividades petroleras en tierra se concentran en Alaska y la parte occidental de Siberia; no sólo han cambiado la rutina cotidiana de las aldeas nativas sino que los posibles derrames ponen en riesgo la subsistencia de la fauna autóctona.

Los esquimales seguirán existiendo, pero seguramente sus costumbres ancestrales tendrán que adaptarse en busca de otros medios de subsistencia y ellos deberán resignarse a que su cultura, protegida hasta ahora por el frío y la soledad del agreste paisaje de la tundra, desaparezca.



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