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El rebrote eterno de la vid en Río Negro

La generación de Profetto Villa corresponde a la de los primeros pobladores, muchos de ellos inmigrantes que viajaban con su saber a un nuevo país. Gran cantidad de estos pioneros cultivaron huertas, alfalfares y vid, pues estos cultivos eran de rápido crecimiento. Ellos fueron, también, los que incorporaron pautas culturales vinculadas al asociativismo y el cooperativismo.

Las primeras cooperativas del Valle fueron frutivitivinícolas y permitieron facilitar la comercialización de estos productores que, pese al sostenido empeño de hacerlas desaparecer, legaron a las generaciones siguientes algunas enseñanzas.

Cuenta Sergio Villa (ver Historia de Vida) que su abuelo perteneció a este grupo que impulsó en la zona algunas prácticas que conocían en Europa. "Mi nonno, por ejemplo, fue socio fundador de la COMAI (fábrica de conservas) y de Frutícola Mainqué; era asociativista y nos inculcó el asociativismo, por eso estoy hoy en este lugar", explica.

"Cuando se fundó la COMAI, mi abuelo fue el encargado de ir a comprar las máquinas de la fábrica a Italia. Ésa fue la única vez que volvió a su tierra. Cuando arrancaron, decían, trabajaban todos los miembros de las familias de los socios; era una verdadera comunidad. Eran así, muy solidarios. Cuando un vecino de Mainqué, íntimo amigo de mi abuelo, de apellido Napolitano, se decidió a hacer su bodega, toda la familia Villa fue a ayudar en su construcción, donde actualmente está la bodega chacra de Piero Inciso della Rochetta. Y cuando Profetto decidió levantar su propia bodega, fue Napolitano con su familia a ayudarlo. Esas cosas te quedan para siempre. Juntos siempre es más fácil, aunque estar juntos y confiar en el otro implique todo un aprendizaje".

En la década del 90 a la crisis de la fruticultura se sumó el nacimiento del polo vitivinícola de Neuquén. Estos dos acontecimientos sacaron del letargo algunas viejas iniciativas, como la de potenciar al sector vitivinícola local. Cuenta Sergio Villa que entonces decidieron agruparse. "El sector necesitaba un espacio para debatir nuestras problemáticas específicas, arrimarnos a la mesa de las discusiones grandes de la provincia para hacernos un espacio. Estudiar allí las potencialidades del sector, la forma de financiamiento, las estrategias comerciales. Esto fue posible después de la gran crisis de 2001-2002. Miguel Giacinti hizo una agenda para el sector que fue la base de la asociación", relata.

Aun así, el diseño de un plan estratégico para el sector aún está pendiente.

La vitivinicultura en el Valle tuvo su auge y su decadencia, pero nadie se atreve a discutir su importancia en la breve historia regional. Sergio sueña que desde la asociación se logre devolver la magia al sector, llevando la producción a ser de excelencia. "Sería ideal que logremos una bodega grande que nuclee y muchas bodegas boutique, artesanales, chiquitas pero de gran calidad para potenciar el enoturismo. Este año fue un año pésimo para el sector: se perdió cerca del 80% de la producción debido a 4 heladas.

Nosotros estamos en la disyuntiva de reconvertir o plantar. No es una decisión fácil, tenemos plantas de 45 años totalmente adaptadas a la zona. Hoy por hoy no es muy rentable la actividad, pero puede serlo. Sueño con ver a un Río Negro gourmet en todo y gourmet en vinos, pretendo que la vitivinicultura en Río Negro sea de lujo porque tiene un gran potencial; pretendo que se logre un reconocimiento en el mercado interno e internacional".



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