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Con temple gallego, Rajoy planea resistir

Dicen en España que si alguien se cruza con un gallego en una escalera nunca sabrá si va subiendo o bajando. Ese aura enigmática también la tiene el líder de la oposición española, el conservador Mariano Rajoy, quien tras su derrota en las elecciones tuvo dos días en vilo a su Partido Popular (PP) y a medio país mientras sonaban con insistencia rumores sobre su dimisión.

Cuando Rajoy, nacido hace 52 años en Santiago de Compostela, finalmente despejó la incertidumbre y anunció que seguirá al frente del PP y que concurrirá por tercera vez como candidato en los comicios del 2012, lo dijo como si no hubiese pasado nada. "Cada uno interpretó lo que quiso porque a mí nadie me preguntó si tenía dudas", dijo.

Aunque nadie de los suyos se atrevió

a decirlo en público, su dimisión estaba en el aire.

La imagen que a muchos les quedó grabada de aquella jornada fue la de un Mariano Rajoy con cara de circunstancias despidiéndose con un ambiguo "adiós" de sus seguidores frente a la sede del PP en la madrileña calle Génova mientras su mujer, Elvira, trataba en vano de contener las lágrimas. Después de eso, Rajoy desapareció de la vida pública y no volvió a hablar hasta la noche del martes, cuando anunció que no se iba.

En esas 48 horas, sus posibles sucesores empezaron a afilar cuchillos y una parte de la prensa clamó por su dimisión. "Sería una gran equivocación que Rajoy tratara de presentarse a la reelección como presidente del partido", manifestó el director del diario "El Mundo", Pedro J. Ramírez, cuyo periódico insistió en que la decisión del líder opositor es un error "porque tapona la presentación de otras alternativas y dificulta la renovación y modernización de un partido que ha perdido mucho apoyo entre los jóvenes".

Opiniones similares se escucharon en Telemadrid, cercana a Esperanza Aguirre, la presidenta de la comunidad madrileña posible sucesora de Rajoy en caso de que algún día se produzca el cambio de liderazgo.

Pero Rajoy, exhibiendo tozudez gallega, manifestó: "Me presento porque el PP es independiente, también de algunos que se creen muy influyentes y se ha demostrado que no lo son tanto, digan lo que digan, aunque sea desde televisiones públicas". Los dirigentes del PP debieron pensar que o se quedaba Rajoy o el partido se sumía en el caos, ya que ovacionaron a su líder una vez que éste despejó las dudas, como si se hubieran quitado un gran peso de encima. Todos le juraron fidelidad.

El ahora líder del PP anunció que aspirará a la reelección en el Congreso que su partido celebrará en junio próximo. "Yo me presentaré con el equipo que crea oportuno", dijo, otra vez con enigma gallego. Algunos afirman que ya no estarán el secretario general del PP, Ángel Acebes, ni el portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana, los representantes del ala más dura y derechista que lidera Aguirre. Ella, por si acaso, dejó claro que no disputará la presidencia a Rajoy.

 

JORGE VOGELSANGER

DPA



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