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Fernando de Magallanes y la \"Nao Victoria\" | ||
Fernando de Magallanes (en portugués Fernäo de Magalhäes), también conocido como Hernando de Magallanes, pertenecía a una noble familia lusitana. Nació en la región portuguesa de Tras-Os-Montes, alrededor del año 1480. Siendo muy joven se alistó como marinero al servicio de su patria, participando en expediciones en África, la India y Malaca, donde demostró su capacidad y valentía en acción. No obstante los méritos exhibidos, no fue escuchado por el rey portugués Manuel I sobre su proyecto de arribar a las islas de las Especierías (Molucas), por el mar del Sur (océano Pacífico). Magallanes decidió ir a España, donde se nacionalizó y ofreció sus servicios al rey Carlos I (posteriormente emperador Carlos V), quien aceptó su proyecto. El 22 de marzo de 1518, se firmaron en Valladolid las capitulaciones que lo nombraban capitán general de la Armada y gobernador de las tierras a descubrir. El 20 de setiembre de 1519 zarpó de San Lúcar de Barrameda al frente de cinco naves: San Antonio (la mayor), la Trinidad (capitaneada por el propio Magallanes), la Concepción, la Victoria y la Santiago. La tripulación sumaba 266 hombres. Navegaron contorneando las costas de África. A la altura de Guinea se dirigieron a las costas del Brasil. El 13 de diciembre arribaron a Río de Janeiro, donde disfrutaron una grata permanencia con los naturales. En enero de 1520, la escuadra navegó el estuario del Plata, donde Solís había muerto en manos de los indios, buscando como Magallanes el paso de los dos océanos. Divisaron una colina que llamaron Monte-vidi (o Monte-vi-eo), lugar donde está ubicada la capital de la República del Uruguay. Continuaron viaje hacia el sur. En febrero pasaron frente a la desembocadura del río Colorado. Un mes después, ya frente a las costas patagónicas, Magallanes advirtió que el mapa de Martín Behaim, con el que se orientaba, estaba equivocado. Ubicaba el paso en latitud 40º, que hacía un mes habían dejado atrás. No reveló sus conclusiones y se opuso a las sugerencias de sus capitanes de regresar en busca de un puerto que los amparara del invierno, les permitiera reabastecerse y efectuar las tareas de mantenimiento. El obstinado y autoritario Magallanes se opuso y el 31 de marzo llegaron a una bahía que llamó San Julián. Anclados los navíos, con la comida y el vino racionados, en la tripulación había un clima propicio para la sublevación, que no tardó en concretarse. La enérgica actitud del almirante le salvó la vida, aplicando severos castigos. Al principal conspirador, Gaspar de Quesada, lo mandó degollar. Éste, junto con el cadáver del capitán Mendoza que fue asesinado por un alguacil, fue descuartizado y expuesto sobre estacas, como solía hacerse con los traidores. De los demás ajusticiados no se conocen sus nombres; otros fueron perdonados más por cálculo que por piedad pues se necesitaba de ellos para proseguir el viaje. Antonio Pigafetta, cronista de la expedición, refiere en sus escritos que Magallanes llamó a los indígenas "patagones", al parecer por sus pies grandes. Otros investigadores opinaron que fue por el calzado que usaban: una especie de mocasines tan grandes como deformes hechos con piel de guanaco. Pasado el invierno y habiendo reparado sus naves, el 24 de agosto zarparon de San Julián rumbo al sur. Iban cuatro naves; una se había inutilizado en la costa. El 21 de octubre se enfrentaron con el estrecho. Sólo tres naves se introdujeron en sus aguas, una desertó. Navegaron hacia el oeste, en soledad absoluta y maravillados por la naturaleza... El 28 de noviembre de 1520 estaban en el otro mar. El estrecho era el paso que buscaban, al que llamaron de "Todos los Santos". La posteridad y en honor a su descubridor lo ha llamado con justicia estrecho de Magallanes. Las tierras al sur del estrecho las denominaron "De los humos", luego "Tierra del Fuego", ambos nombres por las hogueras que encendían los indígenas para defenderse del frío. Como ninguno de los expedicionarios podía asegurar que el mar que navegaban fuera el mismo que había descubierto Balboa en 1513 lo llamaron Pacífico, por la sorprendente calma en que lo encontraron. Cuando lo navegaron pudieron experimentar que de pacífico tenía solamente el nombre que le había impuesto. Recorriendo las costas chilenas hacia el norte, volvieron las proas hacia el oeste. Tocaron las islas de Juan Fernández, cruzaron la línea del Ecuador y en marzo de 1521 arribaron a las Marianas. Pasaron a las Filipinas, en la isla Mactan, los nativos rechazaron la presencia de los expedicionarios. Magallanes y sus hombres trataron de reducirlos, pero fue herido y, como consecuencia, el 21 de abril de 1521 murió a los 41 años de edad. La muerte del heroico marino significó un golpe muy duro para los expedicionarios, que venían sufriendo toda clase de penurias desde que iniciaron la travesía del Pacífico. Se quedaron sin agua potable y alimentos. Muy pocos pudieron subsistir, la mayoría murió de hambre, de sed, de escorbuto... Tomó el mando de la expedición Juan Sebastián de Elcano. Fue necesario abandonar la Concepción. Las dos restantes, la Victoria y la Trinidad, navegaron hasta Borneo y Las Molucas donde cargaron especias. Allí se separaron: la Trinidad volvería por el Pacífico y el estrecho pero fracasó en el intento. La Victoria continuó por el océano Índico y la costa africana, recorriendo la ruta portuguesa por el Cabo de Buena Esperanza. El 8 de setiembre de 1522, tres años después de la partida, llegó la Victoria a Sevilla al mando de Elcano y con sólo 18 tripulantes, culminando un viaje que confirmó la teoría de la forma esférica de la tierra y que ha sido considerado uno de los mayores esfuerzos humanos que han presenciado los siglos. Toda esta increíble hazaña está hoy simbolizada, en nuestro país, en una réplica de la Nao Victoria, aquella legendaria embarcación que circunnavegó por primera vez el mundo. Desde el 9 de diciembre de 2005 se la puede visitar en Puerto San Julián, provincia de Santa Cruz. La nao está en tierra firme, en la costa de la bahía, sobre la cabecera de la avenida San Martín. Mide 25 metros de largo por 24 de alto y 6,80 de ancho. Se construyó con maderas de roble, pino y materiales sintéticos. La obra ha sido realizada por Fernando Pugliese sobre la base de planos existentes en España. Se han instalado instrumentos de navegación y artillería y figuras de personajes de la Armada Magallánica. Visitar la nao hace tomar conciencia de la verdadera trascendencia de aquel histórico viaje, que recorriendo 78.000 kilómetros al impulso de los vientos y navegando por aguas desconocidas, con las limitaciones tecnológicas de hace casi cinco siglos, logró concretar una de las expediciones marítimas más trascendente para la humanidad. ABEL SANDRO MANCA |
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