A este ritmo, con unos 25 años de fertilidad por delante y sin que medie una intervención radical, esta joven podría tener unos 80 hijos al llegar a los 40. Porque cumplió 16 y ha concebido siete. La noticia se mostró como una rareza, como un extraño caso de hiperfertilidad criolla –puesto que en dos oportunidades la joven se embarazó de trillizos–, y en ese afán se ocultó el desatino. El problema del embarazo adolescente en la Argentina es preocupante. Pese a que las cifras ubican al país entre los que mejor están en América Latina en lo que a educación, acceso a la anticoncepción y equidad de género se refiere, las brechas existentes con el ideal son notorias. En el último documento publicado por Naciones Unidas y dedicado a la “Equidad de Género en América Latina” (CEPAL-UNIFEM 2007) se informa que en América Latina y el Caribe hispanoparlante, incluido Haití, el promedio de nacidos vivos en el período 2000-2005 fue de 11,78 millones y, de ellos, 2,1 millones (18%) fueron tenidos por madres entre los 15 y los 19 años. “La información proporcionada por las encuestas de demografía y salud hace posible advertir que una alta proporción de las adolescentes ya son madres o se encuentran prontas a serlo. Las jóvenes de 15 a 19 años –sostiene el trabajo– corren graves riesgos durante el embarazo y el alumbramiento y tienen más probabilidades de complicaciones y mortalidad”. La maternidad temprana limita también las oportunidades de las jóvenes de completar su educación, así como de acceder a mejorar puestos de trabajo e ingresos. Los hijos de madres adolescentes corren mayor riesgo de nacer prematuros y con bajo peso y de padecer malnutrición, discapacidad grave a largo plazo y muerte durante la infancia que los de madres de mayor edad. Según este estudio, la Argentina no presenta las cifras más alarmantes al respecto. Aun así, la situación de las adolescentes madres es un problema que genera grandes desafíos a la ciudadanía en su conjunto. Los indicadores del estudio revelan que un 13,7% de las adolescentes de entre 15 y 19 años ya son madres en este país. En Chile la cifra es un poco más alta, del 16,9%, y en Brasil, del 21%. El porcentaje mayor de nacimientos, cuyas madres tienen entre 15 y 19 años, lo lleva Nicaragua con un 25% y el menor Perú, con un 11,7%. Es de destacar que estas cifras corresponden al período 2000-2005, con lo cual se incluye el tiempo de crisis en el que más de la mitad de la población argentina se situó bajo la línea de pobreza. ¿Qué sucede si cruzamos los datos de maternidad adolescente con el acceso de estas jóvenes a la educación ? Entre la población de 15 a 24 años ha habido progresos considerables en lo que se refiere a disminuir la brecha entre hombres y mujeres, si ésta se compara con la registrada en 1970. A esa fecha el 17,5% de la población femenina era analfabeto en América Latina y el Caribe, contra un 14,1% de varones. Es de destacar que las tasas más altas de analfabetismo y de fertilidad entre las mujeres jóvenes se registra entre las indígenas. Si consideramos a todas las mujeres mayores de 15 años en esta región, las tasas de analfabetismo femenino son superiores a las de los hombres (en el 2005 el 10,3% de las mujeres mayores de 15 años era analfabeto, contra el 8,8% de los hombres). El informe señala que estas mujeres se encuentran en la etapa productiva y reproductiva, por lo cual la educación se relaciona directamente con la propia autonomía de la persona al respecto. “Es preciso notar –afirma Naciones Unidas– que la inversión en educación y capacitación destinada a estas mujeres tiene cuantiosos retornos económicos y no económicos, en términos de reducción de la pobreza de sus hogares, mejoramiento de la productividad, reducción de la fecundidad y un mejor futuro para sus hijos e hijas”. En la Argentina la tasa de analfabetas de 15 a 24 años es del 1% y del 2,7% entre las mujeres de más de 15 años. En Cuba las cifras son las más bajas: 0,2 y 2,8% respectivamente. Y en Haití, las más elevadas: 30,6 y 46,8% ¡Casi la mitad de la población femenina es analfabeta! Proporcionalmente, más niñas que niños terminan el quinto grado, con lo cual es fundamental aprovechar estos años de permanencia en la escuela para inculcar conocimientos básicos en torno del cuidado del cuerpo. Agreguemos otro dato: el acceso de las mujeres a anticonceptivos seguros. En términos generales, en la región disminuyó la fecundidad en los últimos 30 años como consecuencia del acceso a métodos anticonceptivos modernos (éstos son los de alta efectividad como los hormonales inyectables, el DIU, la ligadura de trompas, la vasectomía y los implantes subdérmicos, entre los principales). Los tres países que muestran las tasas más elevadas de fecundidad –Bolivia, Haití y Guatemala– son los que presentan el menor porcentaje de mujeres que usan estos métodos. Cuba se encuentra en el extremo opuesto: allí el uso de anticonceptivos modernos alcanza al 72,1% de las mujeres y se presenta la tasa de fecundidad más baja, 1,6 hijos en promedio por mujer. En 1950, en la mayoría de estos países las mujeres tenían, en promedio, 5 ó 6 hijos. Actualmente el promedio regional es de 2,6. Cuba, Chile, Uruguay y Argentina son los países que presentan la fecundidad más baja. En el período estudiado (2000-2005) nuestro país alcanzó un promedio de 2,4 hijos por mujer. En cuanto a mortalidad materna, las estadísticas indican que “afecta mayormente a las mujeres pobres que viven en áreas rurales o en condiciones de marginalidad. Naciones Unidas califica estas muertes de un “grave problema de salud pública” que revela una de las más profundas desigualdades en las condiciones de vida de las mujeres. La mayoría de las muertes maternas es evitable y está relacionada con el ámbito reproductivo y sexual. Aquí cuentan las mujeres que mueren a raíz de un embarazo o en el momento del parto, vinculadas con hemorragias, infecciones, abortos realizados en condiciones inseguras, eclampsia, embarazo ectópico, embolias y diversas causas indirectas como anemia, malaria o afecciones cardíacas. El aborto inducido y en condiciones sépticas, sea de manera indirecta o a raíz de sus complicaciones, es el factor responsable de más de una quinta parte de las muertes maternas en América Latina. Entre un 10 y un 50% de los abortos inseguros requiere atención médica, informa el Center for Reproductive Rights, de unos 2.900.000 abortos estimados entre los realizados en malas condiciones en América del Sur en el 2000. Cifras argentinas
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