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El Valle, óptimo para el cultivo de vid | ||
El mayor volumen de producción de uvas de la provincia, principalmente para vinificar, se encuentra en la zona comprendida entre Cervantes y Mainqué, donde existen plantaciones de más de 50 años de antigüedad. Este sector fue en su momento la zona implantada con uvas para vinificar más importante de la región. Pero luego -con el correr de los años y las crisis que atravesó el sector- fueron reemplazadas por plantaciones de frutales de pepita y carozo. "Tal vez sea esto porque, pese a que el Alto Valle es uno solo, existen diferencias en la calidad del suelo y temperaturas, que son más óptimas para el cultivo de uvas", apuntaron algunos productores consultados. Es en esta zona donde se instalaron varias de las bodegas que por décadas fueron las más importantes de la región, como el caso de la Cooperativa Vitivinícola Luis A. Huergo, más conocida como "El lobo de Río Negro", que hace varios años no está en funcionamiento, o la bodega Saiz. La primera de ellas nació precisamente a raíz de una de las crisis que atravesó el sector, donde la producción si bien era importante en volumen no cubría los costos. A partir de allí surgió el proyecto de asociarse para lograr colocar las uvas. Hasta la década del '70 y entrada la del '80, la producción vitivinícola rionegrina estaba en constante crecimiento. Sin embargo, las crisis comenzaron a sentirse en este tipo de producción. Las vides que estaban implantadas comenzaron a ser erradicadas y reemplazadas por frutales de pepita y carozo. De las alrededor de 18.000 hectáreas de vides que existían en la región se pasó a unas 2.500 hectáreas, y en los últimos años nuevamente decayó la plantación de vides para vinificar. De acuerdo con un informe elaborado por el INTA con datos comparativos de los últimos censos frutícolas en el 2003 se contaba en la provincia a 4.218 hectáreas implantadas con vides para vinificar; mientras que en el 2005 la superficie cultivada con estas especies había caído a 1.065 hectáreas. Por el contrario, en cuanto a las uvas de mesa en el 2005 las hectáreas implantadas eran 399, mientras que en el 2005 la evolución fue favorable y se llegó a 726 hectáreas. Sin embargo, y pese a la caída en la cantidad de hectáreas, hoy se siguen realizando importantes inversiones para aprovechar aquellas plantaciones antiguas, de las cuales es posible obtener una muy buena calidad de uvas para vinificar. Tal es el caso de las bodegas Chacra y Noemía de la Patagonia, encabezadas por capitales extranjeros, que eligieron puntualmente chacras ubicadas en la zona de Mainqué, y más específicamente en proximidades de la meseta norte, donde había plantaciones con más de 50 años de edad. En este sentido desde la Cámara de Productores Agrícolas de Mainqué destacaron que "entre Cervantes, Mainqué y Huergo se encuentra la mayor superficie cultivada, y si bien cayó la cantidad de hectáreas de uvas para vinificar, hoy vemos con agrado que se están sumando nuevos proyectos con vinos de excelente calidad, y que permiten que esta zona sea reconocida a nivel internacional por su calidad". Y agregaron con entusiasmo sincero: "Tradicionalmente ésta ha sido una de las zonas en lo que respecta a vitivinicultura, dedicadas a esta producción por excelencia; y creemos que esto pasa por una situación específica de las tierras que son aptas para este tipo de cultivo. Pero con el transcurrir del tiempo, el viñedo o la vitivinicultura no era negocio y se comenzó a volcar a otro tipo de frutales; y hoy estamos regresando, en muy pequeña medida, a través de un relevamiento que hemos hecho desde nuestra cámara, porque están los viñedos, se han hecho implantaciones, y los que siguieron existiendo se están mejorando, porque en lo que hace la vinificación es un buen negocio". La región es la de mayor producción de Río Negro. Continúan las inversiones en vitivinicultura. ESCENAS COTIDIANAS DEL TRABAJO En nuestras chacras. "CON BUENAS EXPECTATIVAS" Heladas tardías durante los últimos días de noviembre del año pasado generaron una merma en el volumen de uvas que se obtendrá para vinificar, hecho que puso en alerta a los bodegueros de la región, quienes ya idearon alternativas para que el problema no los afecte sobremanera. A partir de asociarse para en conjunto elaborar vinos y de este modo reducir costos, o utilizando el que mantienen en reserva ante eventualidades como la climática ocurrida el año pasado, auguran que este volverá a ser un buen año para los vinos rionegrinos, que ya tienen un importante reconocimiento -por su calidad- a nivel internacional. Carlos Podlesch, quien se encuentra a cargo de la Dirección de Vitivinicultura de la provincia, destacó en este sentido que si bien este será un año difícil por la merma en el volumen de uvas a cosechar para posteriormente elaborar vinos, las expectativas por los resultados que se obtengan son buenas. -¿Cómo ve la situación de la vitivinicultura en la provincia en este último año? - En general diría que veníamos modificando algunas cosas respecto a toda la vitivinicultura; teníamos fallas en tener un poco más de contacto entre los productores y los industriales. Por intermedio de la Asociación de Bodegueros logramos juntarnos físicamente. Y con las opiniones y necesidades que tenemos podamos aunar criterios y -mediante esta dirección que me toca representar- elevarlas luego como inquietudes a la provincia. Diría que hemos progresado, no en la medida que todos los productores e industriales bodegueros deseamos. Hay muchas posibilidades de empezar a consensuar y difundir un poco más los vinos, a participar un poco más a la gente para que defiendan la identidad de nuestro producto, y esta es la manera en la que podremos ir progresando. - El año pasado usted destacaba que faltaba este vínculo, y que a su vez a través de la provincia buscar los mecanismos para favorecer la compra de insumos. ¿Esto se ha logrado? - Este traslado de inquietudes en el tema de recursos financieros tenemos varios frentes como para lograr poder conseguir algún financiamiento. Lo que estamos activando son estos mecanismos para iniciar expedientes, para hacer los pedidos necesarios, y para ir en la medida que vamos avanzando, ver nuestras falencias y determinar qué camino va a ser el más corto para llegar al recurso financiero. Tenemos lógicamente los tiempos que tiene la administración y el período de gestión. Nos van llegando cosas, pero en esto hay que hacer una tarea diaria, y estar constantemente golpeando las puertas. Creo que vamos progresando de a poco; este año no nos ayudó el clima, hemos tenido una desgracia de unas heladas tardías que nos llevó un porcentaje importante de la cosecha. Hay un poco de stock de vino, y esto poco que vamos a elaborar va a servir para juntarnos un poco más, y lograr encaminar las cosas con otras inquietudes, porque cuando empiezan las necesidades es cuando hay que aguzar el ingenio. Creo que la voluntad del ministerio de la Producción está, y en la medida que se regularicen las situación de distintos organismos de la provincia, vamos a poder seguir logrando cosas. - En cuanto al volumen que se espera producir este año, ¿hay alguna estimación, alguna proyección? - Hay pronósticos estimativos de que nos va a faltar el 50 por ciento de la cosecha. El año pasado cosechamos cerca de 12 millones de kilogramos de uvas para vinificar, y se estima que éste estaremos en la mitad o algo menos. OPINIÓN DEL QUE SABE Carlos Podlesch, de la Dirección de Vitivinicultura rionegrina. UVA DE MESA, LA ALTERNATIVA HEGEMÓNICA En los últimos años la producción de uva de mesa se asentó como una de las alternativas viables dentro de la producción frutihortícola de la región, y amplió a su vez el espectro dentro de la vitivinicultura en la provincia, cuestión que se demuestra con su constante crecimiento. Aunque es una alternativa que los productores eligen para diversificar la producción a éstos se les presentan algunas dificultades, dado que no es una actividad que se encuentre contemplada en normativas de empaque, por lo que se debe recurrir a terceros para su embalado antes de salir al mercado interno y de ultramar. Miguel Pizzi es uno de los productores que desde hace años ha optado por la producción de uvas de mesa en un emprendimiento familiar que cuenta con alrededor de 14 hectáreas implantadas con distintas variedades que hoy son apetecidas por los mercados. "La uva de mesa en la provincia está atravesando la misma situación que han pasado todos aquellos cultivos que van apareciendo o que vamos tratando de buscar alternativas a la producción de pepitas. Nosotros, desde hace varios años, no hemos volcado a esta producción, con resultados dispares, como por ejemplo este año se vio afectada por heladas tardías, lo que produjo una merma", comentó Miguel Pizzi. Junto a un grupo de productores de uva de mesa de la región, fueron los primeros en realizar una experiencia de exportación hace algunos años a mercados europeos y de América del Norte. "Hoy estamos en una situación difícil. Por ejemplo el tema de los empaques se está intentando hacerlo con las firmas líderes o monopolios que tenemos en la zona, pero a nivel de productores los empaques se han tercerizado porque siempre uno se ve acorralado. Nosotros habíamos comenzado con exportaciones a través de empresas que se dedican a esto y hemos tercerizado la entrega de la producción", agregó. No obstante, como emprendimiento familiar, aceptaron el desafío de mantener y hacer crecer este proyecto. En este sentido Miguel Pizzi destacó: "Lo que estamos haciendo es todo lo que se hace como para el mercado interno a nivel familiar, trabaja mi señora, mi hija, está mi padre José y personal fijo que tenemos en la chacra". Por otra parte señaló que para la producción de uva de mesa no es necesaria una gran extensión de tierras ya que es un producto que tiene buena aceptación en el mercado, por lo que desde el volumen más chico hasta el más importante logra tener una buena colocación. "Nosotros contamos con 16 hectáreas e incluso hemos hecho una implantación nueva, pero creo que no hay una medida. Esta es una buena alternativa y si un productor quiere volcarse a ella primero debería comenzar con una o dos hectáreas para tomar conocimiento de lo que es el cultivo y cómo se maneja, y luego empezar a ampliarse. Es lo que pasó con nosotros, que a pulmón fuimos trabajando para llegar a esta superficie", agregó Miguel Pizzi. No obstante, si bien ha sido unos de los pioneros en la región en el cultivo de uva de mesa y considera que este tipo de producción tiene una buena rentabilidad, señaló que no son muchos los que eligen estas plantaciones. Uno de los motivos, según su visión, es que mayormente los productores de la zona son personas en su mayoría que superan los 60 años "y hoy no quieren tener que arrancar de vuelta. En cambio quienes estamos entre los 40 y 50 sí tal vez buscamos otras alternativas". En cuanto a las variedades, indicó que son varias las que tienen buena aceptación en el mercado, aunque las de mejor colocación son la moscatel, por su color y sabor, en tanto que otra muy requerida es la variedad Red Globe, que tiene granos de un tamaño importante, un buen color y un sabor dulce, aunque debajo de la primera variedad. Agregó finalmente: "Este año sabemos que no es bueno en volumen debido a las heladas tardías que afectaron las plantaciones de uvas, y pese a las dificultades que debemos enfrentar para lograr el empaque, seguimos considerando que la producción de uvas de mesas es un camino más para tomar en la fruticultura de nuestra región, porque contamos con un suelo y un clima apto para estas plantaciones". |
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