La firma Salvador Liguori se inició en los tiempos en que los emprendedores armaban a pulmón sus chacras: hacían los canales de riego, desmontaban y plantaban. Fue Mimilo Liguori (hermano de Salvador) quien dio el puntapié en el trabajo de la fruta bajo las "ramadas" o "enramadas": construcciones precarias hechas con ramas de álamos que se usaban para depositar los cajones de fruta recién cosechada, que luego eran llevados al tren.

Liguori imprimió, por la década del '50, un estilo de trabajo artesanal y familiar. Impuso la marca "Salud", certificación de calidad que su fruta tenía en los mercados europeos y que la hizo respetada. La filosofía: "calidad, por sobre cantidad".

Moño Azul fue fundada en julio de 1961. Conformada por cuatro empresas familiares, su primer directorio estuvo integrado por José Butta, José Enríquez, Rafael Grisanti, Isidoro Enríquez, Antonio Pirri, Honorio Enríquez y Norberto Enríquez.

Pero su historia empieza varios años antes: Antonio Pirri comenzó con un mercado de ramos generales que luego se transformó en galpón de empaque. Guido Grisanti tenía puestos en el Mercado Central de Buenos Aires y los Enríquez chacras y galpones distribuidos por parte de la región. En cierta ocasión, Guido se contactó con un muy joven Antonio Pirri, y por entonces bastante conocido por el volumen de fruta que enviaba al mercado. Como Antonio "era menor no podía firmar. Por eso estaba con (Tomás) Matanich. Después de ese contacto comenzó a enviarle fruta a Grisanti y al mismo tiempo Enríquez de Neuquén también hacía lo mismo", relata una nieta de Pirri. De la unión Grisanti-Pirri-Enríquez nació Moño Azul. Luego se compraron chacras, se fundó el aserradero y la empresa se consolidó hasta ser una de las firmas de referencia del Valle de Río Negro y Neuquén. Hoy la marca es líder en el mercado local e internacional.