Como en la elaboración de un buen vino, de esos que se reservan para compartir con seres queridos en ocasiones especiales, cada detalle de este particular “wine bar” roquense fue pensado y creado por sus dueños con un cariño especial. Desde un principio, la idea se basó en generar un espacio dedicado al vino. “Tanto a mi hermano como a mí nos gustaba mucho el tema –cuenta Marcelo Muñoz, propietario del local junto con su hermano Ángel–, y vimos que en Roca no había un lugar con buenas copas o con la refrigeración justa para que los vinos salgan a 18ºC de la bodega y no se calienten en cuanto se sirven. Los productores quieren transmitir algo en el vino, las notas florales, frutales o los toques de madera, y para que uno lo pueda descubrir y disfrutar tiene que estar esa temperatura exacta”. Así fue que buscaron un lugar que, como cada una de las bebidas que venden, tiene mucho para decir. “Éste es un lugar con mucha historia, ha sido sala de maternidad, inicio de la UNCo... mucha gente ha pasado por acá. Cuando le contamos a Atanasio Mamais –el arquitecto encargado del proyecto– nuestra idea, él se empezó a enamorar del proyecto igual que nosotros y empezamos a intercambiar ideas. Al principio tenías que soñar mucho porque entrabas y no te imaginabas como podía quedar la reconstrucción de tan abandonada que estaba la vivienda”, continúa Marcelo. Mamais realiza las especificaciones más técnicas: “Era una casa antigua que contaba con un pasillo central y cuartos laterales. En total son cinco cuartos y hay un sexto ambiente, el jardín, que se esta reconstruyendo. La fachada tiene resabios de estilo art decó igual que las puertas, cosa que se conservó en el proyecto”. Desde la entrada se ve en primer lugar la cava. Mamais afirma que “la idea central pasaba por el vino, no había que perder de vista eso, por lo tanto la propuesta fue hacer la cava en la parte final y central de ese pasillo. Es un ambiente con paredes caladas vidriadas, piso flotante y nichos donde se alojan las botellas”. La bodega puede ser vista desde cada uno de los cinco sectores en los que se separa el salón. Marcelo explica que se pensó en que el lugar tenga espacios separados y a la vez conectados “para que haya de todo. Hay gente a la que le gusta la vidriera y otras personas que prefieren la privacidad”. Mamais agrega que esos ambientes interconectados ocupan en total 165 m2 y todos tienen cosas en común. El piso es de laja de apariencia rústica con bandas regulares de tiras de pinotea recuperadas de la antigua vivienda. Los ambientes tienen paneles laterales de un símil wengue con una iluminación oculta detrás de ellos que a su vez destaca la textura de las paredes, algunas revocadas y otras con ladrillo a la vista. El arquitecto explica que el pedido de los dueños fue que había que lograr un lugar cómodo, cálido, no sobrecargado y que diera la sensación de sentirse en casa con amigos. Desde la decoración y el mobiliario se reforzó este objetivo con mesas grandes, sillas confortables. “El vino y su mística tiene mucho de estar tranquilo y si uno no está cómodo no lo hace”, dice Marcelo. “Buscamos un servicio diferente –agrega–, un lugar que sea tranquilo, que no sea bullicioso, que sea alto, que tenga ventilación y un equipo que renueva el aire para que el humo de los que fuman no afecte a los que no fuman. Pensamos en el patio que está previsto para una segunda etapa ... en la calidez para la gente. También por eso tenemos sólo doce mesas además de las dos del living. Ése es el cupo máximo de gente, no agregamos más mesas porque no queremos que la gente se esté chocando”. La barra es sobria, de pinotea recuperada, y tiene una tapa de vidrio esmerilado que por el efecto de la luz destaca el color del vino que contenga la copa en ese momento. Como todo en el bar, dedicado a disfrutar con todos los sentidos vino y encuentros. DÍAS DE MARIDAJE “Se pensó en tener todo lo de las bodegas de la zona que tienen mucho auge en este momento y son excelentes vinos –afirma Marcelo Muñoz–. La idea es que cada una de las bodegas de la zona tenga su espacio, por eso les dimos las dos vidrieras de la cava. Además tenemos los clásicos como un servicio”. Para que los clientes comiencen a conocer los vinos locales sin necesidad de pedir una botella entera se comenzarán a hacer degustaciones los miércoles. El chef de “Muñoz”, Daniel Giménez, presentará diferentes platos que serán maridados con distintos vinos locales. Así se podrá conocer una bodega cada semana. Marcelo explica que aunque cuenta con un chef a cargo, la idea del local es sobre todo el rescate de los vinos y no el de ser un restaurante. Es por eso que el resto de los días de la semana sólo se podrán encontrar tapas y tablas para acompañar los distintos varietales. Contacto: munoztapasyvinos@ hotmail.com Tel: 425970 Don Bosco 1.580 Más fotos con detalles en el blog de eH!: www.rionegro.com.ar/blog/eh
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