WASHINGTON (AFP).- Los gastos de consumo aumentaron levemente en enero en Estados Unidos, atenuando los temores de recesión, pero los estadounidenses se ajustan el cinturón descartando lo superfluo, por lo que muchas empresas ven crecer sus stocks ante la baja de las ventas. En el primer mes del año, las compras minoristas se incrementaron en un 0,3% sobre diciembre, sorprendiendo a los analistas, que esperaban un nuevo descenso luego de la baja del 0,4% registrada en diciembre. “Estas cifras no son formidables pero tampoco muestran un retiro masivo de los consumidores”, estimó el economista independiente Joel Naroff. La recuperación de enero se explica principalmente por un incremento de las ventas de automóviles (+0,6%), que sorprendió a los analistas luego de las cifras mixtas anunciadas por los constructores y de las estaciones de servicio (+2%). Por otra parte, fueron sobre todo las cadenas especializadas en productos de primera necesidad (alimentación, farmacia) las que atrajeron a los consumidores. En un contexto de agravamiento de la crisis inmobiliaria, el volumen de negocios continuó bajando en las tiendas de muebles, ferretería-jardinería y electrodomésticos. También en las tiendas de artículos deportivos, entretenimiento y restaurantes, hecho claramente atribuido por los analistas a la incertidumbre económica. “Los automóviles y los otros productos no esenciales, como computadoras, restaurantes y artículos para el hogar, están entre los primeros que se resienten cuando los consumidores están presionados”, subrayan analistas de la Société Générale. Las familias estadounidenses deben afrontar la crisis inmobiliaria, que reduce sus activos; la disparada de los precios de la gasolina y el neto ajuste de las condiciones de otorgamiento de créditos operado por los bancos. Para terminar de desmoralizarlas, escuchan diariamente a un número mayor de economistas que pronostican una recesión. De acuerdo con un estudio del banco HSBC Direct, esos temores de recesión llevarán a los estadounidenses a reducir sus gastos e incrementar el ahorro durante este año. El 64% se declaró dispuesto a reducir su nivel de vida para ahorrar más, con menos salidas a un restaurante (41% de ellos) y a un centro comercial (33%). “La situación económica es difícil y ello conduce a los estadounidenses a cambiar el destino de sus recursos. Se orientan nuevamente hacia el ahorro y deciden que la reducción de los gastos superfluos es una necesidad”, estimó Michael Prebenda, vicepresidente de HSBC Direct. Las grandes cadenas ya se ven afectadas por este cambio de actitud: el gigante de la venta minorista Wal-Mart, por caso, registró un aumento de solamente un 0,5% en sus ventas durante enero.
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