BUENOS AIRES.- No obstante la crisis financiera que se desencadenó en Estados Unidos y se propagó al mundo, el gobierno de la Argentina ratificó el rumbo económico y decidió mejorar las señales para captar capitales. Para preservarse de la volatilidad internacional publicita contar con el respaldo de los superávits gemelos (ver aparte), las reservas del Banco Central (BCRA) y el modelo productivo. El Ministerio de Economía y Producción relanzará planes de fomento a la producción y definirá los sectores que se beneficiarán con préstamos a tasas más bajas y plazos prolongados. Entre ellos estarían la avicultura, el autopartismo y no se descartaron los servicios del conocimiento exportables, la industria textil, las especialidades medicinales y la construcción, cuyos representantes estuvieron con el titular de esa cartera. El ministro Lousteau deberá resolver –por otra parte– los regímenes de sociedades de garantías recíprocas, para facilitar el acceso a los préstamos de las pequeñas firmas, y de promoción de inversiones, que concluyó en setiembre pasado y otorgaba beneficios impositivos a las empresas. Desde el Palacio de Hacienda procuran disuadir a los bancos oficiales y privados de que concedan créditos a cinco años de plazo a una tasa inferior al 7% en dólares a exportadores y de cerca del 10% en pesos a quienes sólo actúan en el mercado interno, algo que no convence a nadie. Como los instrumentos financieros estarán destinados a profundizar el crecimiento, se solicitarán fondos a organismos internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para subsidiar las tasas. La Asociación de Bancos Privados de Capitales Nacionales (Adeba) documentó que, al estar las entidades fondeadas a corto plazo porque la mayoría de los depósitos vence antes de los 60 días, se les complica prestar a largo plazo. El gobierno de Néstor Kirchner “ha fallado en la política de inversiones tanto en la infraestructura pública como en las condiciones para la inversión privada; ésta es la mayor debilidad que se ve a la hora de analizar la cuestión de precios”, aseveró el año pasado Pablo Rojo, ex integrante del equipo de Domingo Felipe Cavallo y ex presidente del Banco Hipotecario. Y atribuyó el incremento de la inflación “fundamentalmente a que la Argentina está invirtiendo muy por debajo de sus necesidades desde hace siete u ocho años”. HISTORIA OFICIAL Sin embargo, cuando los responsables intentan explicar la estrategia oficial, mencionan: • “Una política monetaria consistente y gradualista con un permanente equilibrio entre oferta y demanda de dinero”. La absorción monetaria del Banco Central dicen que se complementa con la acumulación prudencial de reservas, en tanto la política de encajes apunta a recuperar los márgenes de liquidez y al alargamiento de la estructura de fondeo. • “Una política anticíclica de liquidez que minimiza la vulnerabilidad externa e incrementa las reservas internacionales con un propósito disuasivo, ya que la mera existencia de las mismas hace innecesario su uso, aunque para que sean efectivas deben conservar plena potencialidad, especialmente en términos a largo plazo”. Así suponen que se genera “un seguro anticrisis que reduce la vulnerabilidad externa, da certidumbre a la inversión pública y privada y desarrolla un mercado de capitales doméstico en pesos, actuando como garantía para el equilibrio macroeconómico”. Dicho respaldo incentiva a su vez a la población para que efectúe transacciones y ahorre en moneda nacional, lo que resulta “un antídoto contra la dolarización”. • “Un sistema independiente de las necesidades financieras de la Tesorería se vincula con la exposición del sistema monetario-financiero al sector público”. En un marco altamente competitivo, donde las entidades muestran resultados y niveles de capitalización poco imaginables años atrás, “las demandas pasan por enterrar definitivamente la ‘dominancia fiscal’ que hubo históricamente”. El BCRA generó pautas para reducir la exposición de los sectores público nacional, provincial y municipal, de manera de lograr un sistema independiente. • “Un marco normativo que focalice el crédito bancario en las familias y empresas para facilitarles sus decisiones de consumo e inversión”. Existe el convencimiento de se crecerá en función de la recuperación del consumo, la inversión y las exportaciones, “con equilibrio fiscal, ausencia de rigidez cambiaria, mantenimiento de una flotación con política macroeconómica de largo plazo, determinada en función del ciclo de crecimiento, y del superávit primario y la continuidad del saldo positivo externo”. El financiamiento será decisivo en el proceso de crecimiento sostenido y requiere “estabilidad de precios, entidades financieras sólidas y volcadas a prestar al sector privado, personas y empresas, con eficiencia operativa y tasas razonables”. Uno de los principales desafíos que enfrenta el gobierno nacional pone a las inversiones en obras públicas e infraestructuras como una de las prioridades, apuntando a la terminación de las inconclusas y al inicio de nuevas que generen trabajo genuino (viviendas, caminos, ferrocarriles, hospitales, escuelas y cuanto contribuya a la seguridad). Por las dudas, ahora se admite que el desarrollo de la estructura energética es una cuestión prioritaria y que la actuación de la estatal Enarsa permitirá que “los recursos se aprovechen racionalmente”. “Lo que necesitamos es cada vez mayor inversión, porque si la aumentamos se puede crecer a un ritmo fuerte y sostenido –afirmó Lousteau–. Éste es el desafío y para eso estamos trabajando en las cadenas de valor”. El ministro negocia préstamos por 8.000 millones de dólares con el BID, por concretarse en los próximos cuatro años, para infraestructura y educación, aunque hubo quienes aventuraron que parte de los mismos serviría para afrontar los pagos de la deuda externa. A todo esto, Lousteau prorrogó hasta el 31 de diciembre próximo el régimen de importación de líneas de producción usadas, con un arancel del 6%, para incentivar la radicación de inversiones y empresas. Restableció, asimismo, el “régimen de promoción de inversiones” que concluyó en setiembre del 2007 y contemplaba beneficios impositivos para las empresas que compraran bienes de capital y/o encararan infraestructuras. Para Martín Redrado, presidente del BCRA, el desafío del 2008 es “continuar extendiendo el plazo del crédito a familias y empresas”, mediante una “complementación con el mercado de capitales y un rol protagónico de la banca pública, sumado al diseño de instrumentos de cobertura, como las operaciones a futuro de tasa de interés”. Con estos conceptos queda claro que la apuesta al consumo sigue siendo clave en la estrategia de crecimiento de este gobierno. No faltó tampoco el anuncio político de Mercedes Marcó del Pont, presidenta del Banco de la Nación Argentina, quien declaró que cumplirá con la consigna impartida por la presidenta Cristina de Kirchner de “promover la inversión para mantener el actual vigor de la economía” y que “la banca pública fortalecerá el rumbo de la inversión a más largo plazo y a tasas más competitivas”. Ante la “insuficiencia de crédito en vastas zonas del interior”, el BNA reorientará sus recursos a las pymes de las economías regionales y promoverá la reindustrialización. Está en condiciones favorables para hacerlo por tener una mora inferior al 4 ó 5% contra más del 20% de hace algunos años. Los bancos públicos anunciaron que ya comenzaron a disminuir sus tasas y ampliaron los plazos para impulsar no sólo el desarrollo sino también la sustitución de importaciones. Pero por ahora son sólo anuncios. La realidad del mercado muestra que, con los actuales niveles de inflación, no se puede sostener una tasa de interés y los plazos que se esgrimen desde el gobierno. Las superposiciones, a la orden del día BUENOS AIRES.- El gobierno, a través de la Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones, crearía un programa de subsidio y seguro de la tasa de interés para evitar que las empresas no demanden crédito por temor a la variación de la tasa. Destinaría hasta 1.000 millones de pesos para inversiones de medianas empresas y en principio se pensó en un subsidio de tasa del 2 al 3% anual, cuando las empresas de primera línea pagaban el 12%, aproximadamente, pero subas posteriores obligaron a modificar el planteo primigenio de la cobertura, por lo que habría que ver el criterio por aplicarse para el subsidio. El programa estaría dirigido a financiar las compras de bienes de capital de las medianas empresas, o sea, las que vendan entre 20 y 50 millones de dólares anuales y necesiten más de 3 millones y menos de 10, a devolver en plazos de hasta cinco años y en pesos. Respecto de las grandes, se interpretó que están en condiciones de emitir obligaciones negociables y en cuanto a las pymes, de acceder a préstamos subsidiados. Beatriz Nofal, titular de la agencia, espera apoyar, además, el desarrollo del mercado de capitales y de las redes de “inversores ángeles” (aquellos que incursionan en él por primera vez). A dos días de que se cumpla un año de la constitución del Consejo Nacional de Inversiones, se recuerda que Néstor Kirchner, el entonces presidente de la Nación, buscó “impulsar como política de Estado la promoción de las inversiones locales y la captación de inversiones extranjeras para fortalecer los procesos de industrialización e innovación tecnológica en el contexto de una economía integrada a la región y al mundo”. Entonces lo presidía Alberto Fernández, jefe de Gabinete de Ministros, y lo integraban Jorge Taiana, titular de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto; Felisa Miceli, ministra de Economía y Producción, y la propia Nofal. Para la segunda parte de este año, se comentó que definiría el “Plan estratégico de inversión nacional”. La funcionaria citada en último término organizó, también, el Consejo Consultivo del Sector Privado de la entidad a fin de concertar el alcance y la dinámica operativa para este año y las metas para 2009-2010, integrado con carácter ad honórem por empresarios, académicos, científicos y sindicalistas. El penúltimo día de enero de este año se efectuó la primera reunión del grupo “Financiamiento y acceso al capital”, con la intención de identificar “los obstáculos y barreras a los que se enfrentan las empresas en la obtención de capital y financiamiento, tanto interno como externo, para llevar adelante los proyectos de inversión”. Conclusión: mucho movimiento pero con pocos resultados.
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