Durante más de media hora, un selecto grupo de 700 ejecutivos e invitados vip pudo disfrutar de una de las maravillas de la ingeniería: suspendidos desde una altura equivalente al piso 42 de un edificio obtuvieron cómodas vistas panorámicas de Singapur, protegidos en cápsulas de vidrio climatizado y degustando deliciosos bocadillos. Con 165 metros de altura (30 más que el “London Eye”, la emblemática rueda construida en la capital británica para celebrar el cambio de milenio) y 28 cabinas del tamaño de un autobús urbano, la noria “Singapore Flyer” tarda una media hora en hacer un giro completo sobre el eje y ofreció a los pasajeros la posibilidad de contemplar no sólo la ciudad estado que la acoge sino también áreas de las vecinas Malasia e Indonesia. La obra, inaugurada el lunes pasado, cuenta con cabinas con una capacidad para 28 personas y posibilitará que sus visitantes caminen sin sentir ninguna vibración durante los 30 minutos de rotación. Hasta 4.300 euros pagaron las compañías que quisieron reservar una cabina en los primeros giros de la noria. La inauguración oficial está prevista para el 1 de marzo. Entonces, el precio de las entradas para los adultos oscilará desde los 29 dólares singapurenses (20 dólares o 13,7 euros) de un viaje simple hasta los 69 dólares (48 dólares o 33 euros) con cocteles y embarque rápido incluidos. Además será posible alquilar una cabina entera por mil dólares singapurenses (704 dólares o 485,5 euros). La encargada de su construcción fue la compañía Great Wheel Corp, cuyos responsables apuntaron que esperan tener unos 10 millones de pasajeros al año. La “Singapore Flyer” deberá, en cualquier caso, aprovechar los escasos meses que durará su reinado en el mundo de las norias-mirador, ya que en menos de un año se verá superada por otras ruedas rivales en Berlín (185 metros de altura), en Dubai (185 metros también) y, por encima de todas, en Pekín donde, por los Juegos Olímpicos, se inaugurará una noria de 208 metros y 48 cabinas
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