Para proyectar un mega emprendimiento en el corazón de San Isidro se requiere una estrecha relación entre los distintos actores intervinientes. Es así que el estudio de arquitectura “manciniarqs” y la empresa desarrolladora BARESA REAL STATE trabajaron en forma conjunta con la municipalidad de San Isidro para lograr que el programa arquitectónico y su inserción en un contexto urbano muy específico terminaran por definir un edificio que mejore las condiciones de hábitat dominantes en la zona. Se decidió entonces optimizar los indicadores del Código de Planeamiento Urbano, bajando sensiblemente el Factor de Ocupación del Suelo (FOS), el Factor de Ocupación Total (FOT) y el número posible de viviendas, creando además retiros laterales generosos (5 m), aún cuando la legislación vigente permite el contacto con las medianeras vecinas. Todas estas medidas, sumadas al carácter propuesto y al criterio de implantación, conforman un edificio pensado para un barrio que está enfrentando un dinámico proceso de cambio, pero que no quiere perder su identidad sanisidrense, con todo lo que ello implica para los habitantes de esta ciudad. Es por esta última razón que se optó por implantarlo en forma de claustro, generando un amplio espacio central, donde la pileta y los jardines dominan la escena, evocando así la tradicional forma de vida de San Isidro. Su materialización en ladrillo a la vista, siding, revoques en piedra parís y techo de chapa prepintada en color gris pizarra refuerzan la idea de identificación con el entorno. El complejo cuenta con un subsuelo de 3.300 m2 donde se resolvió el estacionamiento. En planta baja una galería que rodea el espacio central, vincula los seis núcleos de ascensores y escaleras con el resto del equipamiento comunitario. Es ahí donde se alojan el salón de usos múltiples, el gimnasio, la guardería, el laundry, los vestuarios para la pileta, los vestuarios para el personal, la oficina de administración y un sector destinado a salas de negocios e internet para uso exclusivo de los residentes. En los cuatro niveles superiores se ubicaron las cien unidades de viviendas de dos, tres y cuatro ambientes, a razón de veinticinco por piso. Las mismas se resolvieron en función de un hall de acceso desde donde se pasa a los diferentes sectores de la vivienda, evitando así cruces perjudiciales por los distintos ambientes y optimizando de este modo el equipamiento de los mismos. La estructura de losas sin vigas permite crear aventanamientos de piso a techo logrando una excelente relación interior-exterior. Todas las viviendas tienen balcones terrazas con superficies superiores a los 10 m2 donde se ubicaron las parrillas, reafirmando una vez más, la forma de vivir que propone San Isidro. El sistema de calefacción será por radiadores y cada vivienda tendrá la instalación prevista para un multisplit, cuya unidad condensadora quedará oculta, no afectando de esta forma el diseño de las fachadas. El complejo habitacional contará con un control de seguridad de alta tecnología con cámaras IP, Internet inalámbrico Wi-Fi en las áreas comunes y accesos controlados por lectores biométricos (huella digital). Envuelto, entonces, en un paisaje que lo contiene, “San Isidro Central” es fiel a viejas tradiciones de vida y reafirma las características de un pueblo que mantiene intacta su identidad.
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