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Los problemas cotidianos naufragan en la lucha ideológica
Tras la primera ronda de elecciones presidenciales en Serbia, todos los medios
y comentaristas coinciden en pronosticar una gran disputa ideológica para la segunda vuelta.

El concepto del nacionalista Tomislav Nikolic, ganador el domingo de la primera ronda, llevó directo a los pasados años ’90, con aislamiento y escasez.
Su contracara Boris Tadic, en cambio, se refirió a un “futuro luminoso”.
“Es sorprendente que nadie hable del presente”, criticó el periódico sensacionalista “Press” en Belgrado: “Parece que el hoy no tiene valor”.
No es la verborragia ideológica de un “pasado glorioso” o del “brillante futuro” de Serbia lo que preocupa a los ciudadanos. Cada día los medios de comunicación reflejan la decepción ciudadana de que, tras más de siete años del cambio a la democracia en el país, se sigan padeciendo problemas del día a día.
El ingreso promedio está por debajo de lo que al cambio serían 375 euros (540 dólares), la inflación volvió a ser de dos dígitos y los monopolios comerciales suelen encarecer los alimentos al punto de que llegan a ser más costosos que en cualquier otro lugar de Europa.
La contaminación ambiental es cada vez más evidente y perjudica a la población, que casi no tiene conciencia sobre este tema. En la ciudad de producción química de Pancevo, cerca de Belgrado, los habitantes padecen un aire miserable con muchas sustancias nocivas, como en la zona minera de Bor.
Belgrado se ahoga con el tránsito de automóviles viejos, que en promedio superan los 15 años. Con regularidad, los medios alertan sobre la muerte masiva de peces en los ríos, que cada vez más son usados como vertedero de residuos.
Conceptos como separación de tipos de basura o su reciclado son totalmente desconocidos. Y no fue en última instancia que tantos daños al medio ambiente llevaron a que Serbia ocupara un patético primer lugar en Europa en cierto tipo de cánceres como, por ejemplo, el de útero, según reportó la agencia de noticias Beta.
Los hospitales están igual de arruinados que muchas escuelas, que tienen que subsistir sin agua. Numerosas rutas del país acusan un estado lamentable y representan un peligro para los vehículos.
En el ínterin, el subdesarrollo tecnológico se está haciendo notar a nivel económico. En Serbia unos 300.000 ciudadanos y empresas están a la espera de tener una conexión telefónica analógica. El acceso a internet está aún en sus inicios. “Es casi imposible hacer compras on-line porque los procedimientos de importación son complicados, viejos y caros”, ha señalado el diario “Blic”.
En los últimos años, la miseria impulsó a muchos serbios jóvenes y bien capacitados a buscar alternativas en el exterior, donde sus destinos favoritos son Alemania, Austria, los países escandinavos, Suiza y Estados Unidos.
En tanto, hay regiones completas en el centro del país que están casi despobladas. Los serbios que se quedaron se sienten como en un gueto por la necesidad de visados.
Más del setenta por ciento de los estudiantes nunca estuvo en el exterior, y sólo un tres por ciento de académicos visitó alguna vez un país de la Unión Europea. Y, por otro lado, la mayoría de los universitarios sólo tiene un objetivo en la mira: irse de Serbia cuanto antes.

 



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