Qué es el kirchnerismo? –Peronismo en acción, peronismo puro. Realismo, decisionismo. –En términos de ciencia política, decisionismo es una categoría, una propuesta de ejercicio del poder que si no desdeña la democracia, bueno, funda sus preceptos en la mentada “excepcionalidad” de ciertas instancias de la política. ¿Qué contenido le da usted aquí al concepto de decisionismo? –No hablo de decisionismo en términos del pensamiento de Carl Schmidt sino en ajuste a que, como expresión peronista, éste es un gobierno protagonista, usa el poder, define. Incluso en razón al coraje, por caso, con que se maneja la deuda externa. Éste fue un gobierno que llegó sin tiempo... en aquella Argentina virulenta del 2003, se podía llegar al gobierno sin posibilidad de tener poder o que el poder se desvaneciera en horas. El futuro podían ser horas y nada más. Sin embargo, se recuperó la figura presidencial, se construyó poder en términos de práctica concreta, práctica de “ahora mismo”. Con este gobierno, Argentina tiene un espacio desde donde se emite poder. Bueno, ese estilo es peronismo puro. –¿Qué es lo que define lo “puro”? –Lo que dijo, creo que “The Times”, en relación con el peronismo: no se entretiene con el poder; lo ejerce. En términos más vulgares: con el poder en la mano, el peronismo no anda jugando al balero... lo está demostrando a pesar de todo lo sucedido. –¿Sucedido qué en qué? –En el sistema político argentino, donde desde lo partidario el peronismo es lo único que está en posición vertical. Y además gobierna. Y en las provincias que no gobierna está presente con porcentajes electorales muy altos, como es el caso del peronismo rionegrino, que tiene el 42% de los votos. –Todo muy lindo, pero en los hechos el PJ rionegrino más que un partido parece un conventillo o, en todo caso, “territorio comanche”, como decían los americanos de los pantanos de Vietnam. –Es tan descalificante lo que usted dice, que se anula en su misma formulación. –Pero que hay patología hay patología. ¿O no? –Lo que hay en determinados planos del partido, no todo el partido, es carencia de voluntad para ver la política desde la racionalidad. Las expresiones más acabadas de ese déficit son, por ejemplo, las características que suelen asumir los congresos del partido, un bochorno... sillazos, discursos altisonantes, emocionales y que nunca conducen a nada. Mucho ruido de bombos para que nadie escuche nada y racionalidad cero. Ésa es la conducta de determinados dirigentes que, por lo demás, no tienen un voto. –¿Quiénes son? –No voy a dar nombres porque sólo gravitan desde el escándalo y haciéndole daño al peronismo. Además, no les interesa el destino del partido. Si les interesara, harían política desde la racionalidad, pensando que el partido está todos los días de cara a la sociedad. –¿Cómo cambiar esa cultura cuando se expresa en un espacio que sobrelleva una historia electoral tan cruda que mella los nervios de su gente? –Muda como resultado de la gravitación nacional que tiene hoy el peronismo a esa escala... muda como reflejo de la misma reestructuración del partido que está liderando Néstor Kirchner. Hay que acompañar ese proceso creando un partido de cuadros. Necesitamos un PJ rionegrino que se exteriorice ante la sociedad desde una estética social razonable y no desde el conflicto. –¿Qué es eso de “estética social razonable”? –Significa que los escenarios que el partido modele sean racionales, serios, responsables. Hay que enterrar esa cultura de que cada vez que nos reunimos los peronistas terminamos más cerca de las páginas policiales que de las de política. –Hace un momento tocó un tema que comienza a estar en las entrelíneas de Kirchner. Ahí se intuye que en la misión de reorganizar el PJ Kirchner se guía con un paradigma: un partido de cuadros. ¿Cuadros en los términos que tuvo este término en los ’60/’70, o sea, organizadores de ideas y sostenimiento de una línea ideológica, o un concepto más amplio de cuadro político? –Cuadro en el sentido de que hay que preparar gente para gobernar, recursos humanos aptos para la toma de decisiones... en ese sentido, como los tienen el PSOE y el Partido Popular. Porque mire, gobernar es cada vez más complejo, aquí y en todo el planeta. –¿Qué define esa complejidad? –Las urgencias... el mentado “gobierno de los accidentes” del que hablan los alemanes... ¡qué país Alemania, qué nivel de política el europeo! –Volvamos a “nuestro medioevo”, decía Bolívar cuando se dejaba llevar por los logros políticos de Europa... –Y bueno, el PJ rionegrino tendrá que ponerse en onda... conducción reducida, achicamiento del número de congresales y que cada uno de ellos esté legitimado electoralmente, que tenga algo para perder a la hora del debate. –¿Qué quiere decir eso de “perder”? –Que representen algo concreto y que estén preparados para debatir y, en ese trámite, ganar o perder. Porque es notable; en la política argentina y en la rionegrina, particularmente, todo se iguala. Cualquiera vale lo mismo, alguien que no tiene ningún voto vale, incluso para los medios, lo mismo que alguien que tiene miles de votos, experiencia en el manejo del Poder Ejecutivo, el Legislativo... la declaración de un dirigente que no tiene ningún respaldo vale lo mismo que la de alguien con muchas responsabilidades. Vale lo mismo. –¿Le molesta que el radicalismo rionegrino se haya peronizado? –No lo miro como una peronización sino como apoyo a un proceso nacional. No me duele. –Cómo evolucionará la sociedad kirchnerismo-UCR rionegrina? –¡Vamos a ver! ¡Vamos a ver! Por ahora no quiero abrir juicio. –¿Por qué? ¿Intuye algo? –Dejemos hablar al viento. –No se le ocurrirá a Kirchner buscar que peronistas rionegrinos y radicales rionegrinos peronizados se unan en una sola fuerza... –No. El peronismo habla de la reconstrucción orgánica de su partido. –¿Le sigue doliendo que Kirchner no le haya dado un respaldo enfático en las elecciones a gobernador? –Es un tema que tengo muy racionalizado. –La racionalización no es contradictoria con la existencia de dolor. –Mire, hubo un escenario de política nacional que tuvo sus necesidades en la política rionegrina, necesidades que llevaron al presidente a abstenerse, y así favoreció al radicalismo. Lo hemos hablado. –¿Y entonces? –Miro para adelante. En tres oportunidades conversé largo con Zapatero, un político de calidad. En una de esas oportunidades me dijo: “Si miro y miro para atrás, se estropeará mi marcha hacia adelante”. –No le creo que no esté caliente con Kirchner. –Tema suyo. Yo hice lo que tenía que hacer: luchar por la gobernación. Lo hice con estilo directo, franco; con ideas, con honestidad. No me arrepiento. Fue un buen aporte a la democracia rionegrina. –¿Cuáles son sus planes políticos? –Voy a seguir trabajando para la provincia, trabajando en los compromisos de la agenda pública que formaron parte de mis propuestas, temas que ya apuntaban a transformarse en desafíos concretos... la cuestión fiscal, la necesidad de un reordenamiento del funcionamiento del aparato del Estado. Propuse una política petrolera abierta, flexible, destinada a atraer inversiones, y hoy veo que el gobierno rionegrino marcha por esa senda. Hice un gran esfuerzo por instalar ideas, debatir... y también es cierto que, ante propuestas concretas, coseché muchos agravios, no oposición fundada en la racionalidad... respuestas emocionales. La política rionegrina es un desierto en materia de debate de ideas. –¿A qué lo acredita? –Se invalida una idea siempre desde un dictado emocional, desde un aspecto puntual, muchas veces fundado en cuestiones del pasado o de simple color; siempre, inexorablemente siempre, se intenta neutralizar lo general. Después cortamos rutas, quemamos cubiertas, amenazamos, chillamos. Es notable: uno habla de explorar la posibilidad de generar un proyecto que atenúe los desequilibrios regionales e inmediatamente lo estigmatizan... “Está contra el Alto Valle”... “Es una operación contra esto o lo otro”. Mientras fui diputado provincial denuncié sistemáticamente los intereses de la “patria locataria ” de Viedma, gente que construye para alquilarle carísimo al Estado. Propuse políticas de obras públicas en esa dirección, instrumentos de regulación de esas contrataciones... y saltaron: “Pichetto está contra Viedma”. En materia de fruticultura propuse ideas destinadas no a modificar el rol de las grandes empresas pero sí destinado a evitar que la concentración arrasara con el grueso de los productores y las empresas medianas. Éste es un dato de la realidad que está definiendo Expofrut... y se me contesta que estoy “contra la fruticultura”. –Pero el accionar de Expofrut es absolutamente legal... –No estoy descalificando la gestión de Expofrut, no hablo de ilegalidades. Vivimos en una economía de mercado y éstas son sus reglas. Pero, aun en ese marco, el Estado tiene la obligación de generar instrumentos destinados a transparentar el negocio frutícola, a generar mayor equilibrio en la actividad, a trabajar en procura de una bolsa frutícola que, al estilo de la Bolsa de Cereales de Rosario, ayude a formar precios... ideas, ideas abiertas al debate. Pero no se debate. Siempre se invalida desde prejuicios, advertencias catastróficas. En una oportunidad, don Arturo Frondizi dijo que las “necesidades del prejuicio y del miedo a lo distinto que conllevan el prejuicio suelen ser más fuertes que las ideas”. Tuvo razón. EL ELEGIDO A Miguel Pichetto le disgustan muchas cosas de los humanos. Y mucho más cuando esa especie hace política con bombos, matracas y gritos. Es aburrido hasta lo indecible en materias varias. Y, a pesar de sus promesas, empezó el 2008 sin cambios en la dieta, ampliamente conocida a lo largo y ancho del peronismo: nada de carne ni de achuras y mucha sopa. Tampoco toma alcohol, lo cual lo pondría bajo sospecha de Albert Camus. Este prusianismo se extiende a la vestimenta: siempre de blazer azul y pantalón gris, cual estudiante de la FUA de finales de los ’50 y comienzos de los ’60. Abogado, 57 años, casado, dos hijos; uno de ellos, economista. En el campo de la política ha recorrido un largo camino: intendente de Sierra Grande, dos veces diputado provincial y otras dos diputado nacional. Hoy cumple su segundo mandato como senador. El año anterior perdió la elección de gobernador con el radical K Miguel Saiz. Lector minucioso del mexicano Carlos Fuentes, sabe que en la lucha por el poder “la derrota desfigura el rostro pero no las ganas de pelear”.
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