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Obras y causas judiciales | ||
Con la asunción de Jorge Sapag y, sobre todo, la crisis de oferta eléctrica en el país, cobró fuerza la posibilidad de levantar Chihuido I o Chihuido II o ambas presas sobre el río Neuquén. ¿Pueden estas obras frenar la crecida que, ahora se sabe, podría llegar a tener este río? Al parecer, por lo que trascendió, el volumen de una crecida máxima probable podría ser contenido por las Chihuido. Eso es, al menos, lo que determinaron los técnicos de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) cuando recibieron los datos preliminares de la consultora. Una jueza federal y una cámara de apelaciones fallaron el año pasado a favor de una mujer que quiso hacer cumplir el compromiso nacional de invertir para prevenir los desastres que podría provocar sobre los valles una crecida del río Neuquén en los niveles calculados como máximos probables. En el 2007 el Organismo Regulador de Seguridad de Presas (Orsep) se propuso llamar a licitación para la elaboración del proyecto de ampliación de la capacidad de derivación de Portezuelo Grande. Es una de las obras que recomendó Giovanni Lombardi para mejorar la capacidad de derivación de la presa, en conjunto con una elevación de la altura de la obra. Especialistas en presas explicaron más de una vez que Los Barreales es un embalse con una gran capacidad de almacenaje, pero la entrada de agua no es lo suficientemente amplia. Si el canal aductor de Portezuelo Grande fuera más grande, pasaría más agua en menos tiempo. De todos modos, con esta nueva determinación de la crecida, difícilmente Portezuelo Grande sirva para frenar y desviar semejante cantidad de agua. Hay que ver además qué hace el Orsep ahora con su plan de mejorar el canal aductor de la obra. Así las cosas, la mejor (o la única) manera de cumplir con la orden de la Justicia de prevenir una tragedia hídrica parece ser construir nuevas presas sobre el río Neuquén. (AN) |
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