El proyecto nació en mayo de 1998, en un momento político social particular de Allen, con la premisa de recuperar el sentido de pertenencia de la comunidad y recrear la apuesta por la producción. En enero de 1999 la emoción de la primera organización se hacía realidad y con ello partía un proyecto que hoy celebra una década de vida. A lo largo de este tiempo se redoblaron apuestas, hubo nuevos desafíos y duros embates económicos para la fruticultura regional, a pesar de lo cual los impulsores reflotaron el proyecto y garantizaron su concreción. “Río Negro” dialogó con Luis Hernández, presidente de la comisión organizadora. –¿Cuál es la apuesta de esta edición, nada menos que la décima? –Los tres días apostamos al mismo nivel, no habrá diferencia en importancia de números artísticos. En cuanto a las globas, estará presente la de Crear, la del mercado artesanal, la del municipio y la institucional. Habrá un lugar destinado a mostrar cómo se embala. Estará presente el Centro Astronómico de Neuquén con su telescopio y su simulador de gravedad cero junto a “Gauchos Libres”, que demostrará los beneficios de la equinoterapia, además del “Allen Auto Moto Club”. –¿Qué cantidad de recursos demandará la fiesta? –Calculamos que va a rondar los 450 o 460 mil pesos. Incluye la contratación, el transporte y alojamiento de artistas y todos los gastos generales. Entre los principales, figura el tendido eléctrico, el sonido y la iluminación, la instalación de los baños químicos, de los que en esta oportunidad duplicaremos la cantidad: llegaremos a los 36 a diferencia de los 15 que siempre poseemos. También invertimos en la disposición de las globas, en la decoración del escenario, en el armado de maquetas, y en el cercado perimetral, entre otras cosas. –¿A cuánto asciende el superávit que arrojaron las últimas fiestas? –En 2006 terminamos prácticamente cero a cero, quedó poquito. Y en 2007 nos sobraron cerca de 15 mil pesos que fueron destinados para solventar los viáticos de los viajes la reina por diferentes lugares del país. –Ya que hablamos del país, ¿de qué manera intentan instalar el evento a nivel nacional? –La Fiesta de la Pera ya está afirmada a nivel nacional y eso nos enorgullece. Cada fiesta tiene su esencia. La nuestra siguió una línea desde que empezó y estamos bien vistos en todo el país. La delegada, que es la reina, estuvo visitando varios lugares y comprobó el reconocimiento que se le otorga a la pera. Estuvimos en la Feria Internacional de Turismo en Buenos Aires promocionando nuestra actividad y productos y obtuvimos un buen resultado. Vemos que la Fiesta se va afianzando año a año. Creemos que ha ido mejorando, que la gente está confiando un poquito más ya que tenemos la ayuda de toda la comunidad allense y de ciudades aledañas. Hemos hecho bastante hincapié en la parte institucional, fomentando la participación de los diferentes sectores y logramos una interesante participación. También logramos oxigenar la comisión con la inclusión de personas que hoy están abocadas a tareas específicas. –De ahora en más, ¿cuál es el desafío? –Seguir adelante con la idea inicial del proyecto, tratando de obedecer fielmente al concepto de que es una actividad para homenajear a la producción local. No nos gustaría perder de vista eso y caer en un mero espectáculo artístico de renombre. HACE 10 AÑOS, UN SUEÑO Armando Gentili fue uno de los principales mentores de la Fiesta de la Pera. Con ese objetivo, en su afán de instituir una celebración de carácter nacional con particularidades propias de la ciudad, el 23 de mayo de 1998 convocó a una reunión en la Cámara de Comercio local. Allí, junto a referentes de diferentes ámbitos de la sociedad y tras analizar concienzudamente el proyecto, delinearon el curso de acciones que debían seguir para concretarlo. “Nos guió la necesidad de darle identidad a la gente a través de una iniciativa regional que pretendía y pretende estimular la producción y revalorizar la tierra”, recordó el ahora subsecretario de Cultura de Río Negro. “La primera Fiesta fue una novedad, causó un gran revuelo al tratarse de algo que la comunidad empezó a sentir que podía realizarse”, agregó mientras repasa las imágenes que conmovieron a todos diez años atrás. Entre ellas, por supuesto, la gran emoción que se generó la última noche de la primera edición (el 24 de enero de 1999), cuando cada uno de los miembros de la comisión inicial lloró por haber visto concretado aquel sueño que se animaron a hacer realidad. Claro que con el correr de los años “devinieron diferentes percances que fueron sorteados con buen ánimo”, remarcó, al tiempo que evaluó positivamente los siete años que encabezó la Comisión Organizadora. “Pasaron por el escenario una cantidad enorme de artistas de nivel nacional e internacional, creció mucho la presencia de diferentes instituciones y de los sectores que integran la producción de la pera”, enfatizó. Finalmente, remarcó que desde el área gubernamental que lidera seguirá apoyando aquel anhelo que hoy cumple una década: “En esta oportunidad, a través del programa ´Río Negro en Concierto´ contratamos el número principal de las tres noches, la presentación de Vicentico”.
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