El temido general “Butt Naked” (trasero desnudo), autor de atrocidades durante la guerra civil de Liberia y convertido desde entonces en pastor evangélico, confesó esta semana ante la Comisión Nacional por la Verdad y la Reconciliación (CVR) el asesinato de miles de personas, en muchos casos en ceremonias sacrificiales. “No sé a cuántas personas matamos en total; yo personalmente maté al menos a 20.000”, aseguró “Butt Naked” prorrumpiendo en llanto ante la CVR, donde se presentó por su propia iniciativa para “pedir perdón”. Nacido en 1970, Joshua Milton Blahyi era un temido combatiente del Movimiento Unido de Liberación por la democracia (ULIMO), favorable al presidente Samuel Doe, cuyo asesinato en 1990 desató una guerra civil durante la que se cometieron numerosas atrocidades. Más conocido con el apodo de “general Butt Naked”, sembraba el terror al frente de un grupo de jóvenes soldados drogados y desnudos famosos por su crueldad y su recurso a la brujería durante la primera guerra civil liberiana (1989-1997). En la actualidad, “Butt Naked”, vestido de manera impecable, se ha convertido en un pastor evangelista que recorre el país con la Biblia en la mano desde su sorprendente conversión en 1996. Ante la CVR, instalada en un salón de la alcaldía de Monrovia, cuenta cómo se convirtió con el correr de los años en uno de los combatientes más temidos en una guerra en la que estaban enfrentados varios grupos armados, entre ellos el de Charles Taylor, el hombre que mandó a matar a Doe. “Butt Naked” afirmó que durante la guerra contaba con poderes mágicos. “Soy de la etnia Krahn (etnia de Samuel Doe). Tenía 11 años cuando fui iniciado en una sociedad secreta en mi región natal (en el este del país). Me convertí en un sacerdote tradicional. Fue en 1982”, recuerda. “Como estaba dotado de un poder especial, siempre estaba en la primera fila de los combates cuando íbamos al frente. Yo iba solo a apoderarme de una ciudad antes de que los otros llegaran a hacer la limpieza”, explicó, diciendo que en esa época podía volverse “invisible”. “Cada vez que nos apoderábamos de una ciudad era necesario hacer un sacrificio humano para mantener mi poder. Me traían un niño vivo y yo le sacaba el corazón y me lo comía”, añadió provocando las ruidosas reprobaciones de cerca de 300 personas que llegaron para asistir a su testimonio. Cuando los miembros de la CVR le preguntaron si esperaba perdón de sus víctimas, exclamó: “Quiero que ellos decidan sinceramente si me pueden perdonar o no”. Luego explicó que cambió desde su conversión. “Un día, una mujer me ofreció su niño para mi sacrificio. Le abrí el vientre y le saqué el corazón, que compartí con mis combatientes. Tenía aún la sangre del niño en mis manos cuando Jesús se me apareció y me pidió que cesara de ser un esclavo”, contó. Fue eso, según él, lo que motivó su búsqueda de redención. “Me dijeron que la CVR podía ofrecer una amnistía o procesarme. Estoy listo a ir ante un tribunal si es necesario. Y voy a repetir lo que acabo de decir aquí”, afirmó. Inspirada de la Comisión Verdad y Reconciliación creada en Sudáfrica para aclarar los crímenes cometidos durante el apartheid, la CVR liberiana registra todas las violaciones a los derechos humanos cometidas durante un cuarto de siglo de guerra civil en Liberia (1979-2003). Comenzó sus audiencias el 8 de enero.
|