Cuando a fines de febrero del 2007 Mauricio Macri terminó de deshojar la margarita y descartó su candidatura presidencial para postularse a jefe de Gobierno porteño, era para el oficialismo el opositor más temido. El kirchnerismo respiró profundo por un tiempo, hasta que el mismo Macri -que es Mauricio- ganó el ballottage para el cargo que hoy ejerce por el 61% de los votos.

Con semejante éxito electoral, Macri apareció como el indiscutible líder de la oposición hasta que una serie de acontecimientos -tan cambiante es la política argentina- puso en duda el rol que le había asignado gran parte de la opinión pública. Esos hechos fueron la derrota de los candidatos apoyados -a medias tintas- por Macri en las elecciones del 28 de octubre (fraccionando su respaldo entre Ricardo López Murphy para presidente y Francisco de Narváez para gobernador bonaerense) y, en otro plano, las críticas que recibió por algunas de sus designaciones para el gabinete porteño.

En los albores de su mandato como jefe de Gobierno, el interrogante es: ¿será Mauricio Macri el líder de la oposición? ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades?

Para el analista Roberto Starke, el que Macri pueda erigirse en jefe de la oposición depende de tres factores:

" de cómo resulte su gestión en la Jefatura de Gobierno de la Capital,

" de que consiga armar una estructura nacional, es decir, un partido con representación en todo el país, ya que hasta ahora es un movimiento acotado a lo porteño y

" de que tenga vocación para liderar la oposición.

Sobre el primer punto, Starke considera que serán decisivos los primeros dos años, y al respecto previene que lo puede perjudicar haber generado excesivas expectativas en un distrito muy conflictivo. En cuanto al armado federal, el analista mencionado cree que hay "disponibles" un duhaldismo y un peronismo residual -por el que también pugnan políticos como José Manuel de la Sota- sin una organización que los convoque en la provincia de Buenos Aires y el resto del país. Sobre lo que es más escéptico Starke es sobre la voluntad

de Macri de liderar la oposición. "Es de dar muchas vueltas y, si bien necesita no tener una relación conflictiva con el gobierno nacional, en algún momento debe abandonar el discurso de no confrontación si aspira a conducir los destinos del país", observa.

Mucho más flexible sobre las características de Macri es el legislador porteño de Compromiso para el Cambio Marcelo Godoy: "Desde el 2002 conozco a Mauricio, y ya al año siguiente escuché a muchos dirigentes decir que lo de él era un intento pero, si perdía, seguro se volvía a la casa. Cuando se quedó dijeron que el macrismo se iría desarmando, pero fue elegido diputado nacional. Entonces se puso en duda si le iba a alcanzar para ser jefe de Gobierno y que, si no le salía -decían-, abandonaría el barco. ¡Creo que si hay algo de lo que no podemos dudar a esta altura es de la firme voluntad política de Mauricio Macri para llevar a cabo un proyecto político!". En la concepción de Godoy, tampoco es esencial el armado de una estructura en los términos acostumbrados: "Para la política agonal (la lucha por el poder) puede ser importante, pero habría que preguntarse cuán relevante es hoy un partido para ganar una elección cuando el PJ está desestructurado y el radicalismo parece una confederación en la que la mitad está en el gobierno y la otra mitad en la oposición".

Para el analista Rosendo Fraga, si bien Macri tiene futuro político no le va a ser fácil construir una fuerza nacional después de la actitud asumida frente a los comicios del 28 de octubre. La elección presidencial del 2007, sintetiza Rosendo Fraga, "muestra que en segundo y tercer lugar quedaron expresiones más bien socialdemócratas como Carrió y Lavagna". Pero Godoy se muestra reacio a analizar la cuestión con esa vara ideológica: "Como mucha gente de centroizquierda votó a Macri, otra de centroderecha lo hizo en las presidenciales por Carrió; pasada esta etapa uno no tendría que extrañarse de ver a mucha gente que hoy está con Kirchner encolumnada detrás de otro proyecto".

El diputado nacional de la Democracia Progresista Luis Galvalisi cree que será determinante lo que ocurra con la gestión del gobierno de la ciudad. Starke también interpreta que lo que Macri haga en la ciudad será clave. Cree que la oportunidad para trazar una estrategia son las elecciones de medio término (parlamentarias del 2009), donde tendrá que mostrar las cartas de hasta dónde puede conseguir un anclaje más allá de la General Paz.

CLAUDIO RABINOVITCH

Agencia Buenos Aires