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Padua, el nuevo ídolo albinegro

Sus goles fueron determinantes para conseguir al ascenso al Argentino A.

El 2007 dejó varias cosas positivas para Cipolletti, como el formidable ascenso al Argentino A con un equipo repleto de jugadores de la cantera que estuvo rodeados de otros zonales, y la consagración al nivel de nuevo ídolo albinegro del goleador Oscar Padua.

El "Loco" llegó a Cipolletti a mediados del 2005 luego de recorrer la mayoría de los clubes de la región, cumpliendo así el sueño personal de vestir la camiseta albinegra, pero sabiendo que sus chances, incluso de jugar, eran muy pocas.

Es que en el equipo que por ese entonces dirigía el "Ruso" Henry Homann arrancaba como quinto delantero, detrás de Darío Flores, Miguel Abad, el "Toto" Méndez y Germán Alecha, goleador histórico de albinegro en la categoría.

Claro que eso no fue un impedimento para que el "9" pudiera cumplir su objetivo, sino motivo de más trabajo para ganarse un lugar.

En los dos primeros partidos ni siquiera fue al banco y recién pudo debutar en la tercera fecha. Esa tarde, la del 4 de septiembre del 2005, ingresó como suplente cuando el albinegro goleó 4-0 a Huracán de Comodoro Rivadavia.

20 días después consiguió su primer gol y fue el tercero del 3-0 frente a Desamparados de San Juan. Había entrado por Germán Alecha y a poco de estar en la cancha definió por encima de Emanuel Guirado para hacer realidad el sueño de gritar un gol con la camiseta de Cipolletti. Después, repitió en 38 oportunidades, 26 de los cuales fueron en el Argentino B.

Hubo para todos los gustos: de cabeza, de penal, de derecha, por arriba, por abajo, de a uno, a dos y hasta de a cuatro, como en aquella noche gloriosa frente a Sporting de Punta Alta en la que en 15 minutos definió la serie con un cuarteto de gritos que le dieron al albinegro medio pasaje de regreso al Argentino A.

El otro medio lo terminó de convertir en realidad el propio Padua con los dos goles que le hizo a Racing de Olavarría para materializar la vuelta y que el pueblo albinegro pueda festejar un ascenso en la cancha después de más de 22 años.

El final del año lo encuentra en plena recuperación física, luego de arrastrar una lesión que lo tuvo a maltraer a lo largo de casi toda la primera rueda del Argentino A. Esa molestia no le permitió tener la misma efectividad del torneo pasado pero tampoco logró mermar el idilio que mantiene con la gente y que ya nadie podrá quitárselo.

"Estoy realmente feliz con lo que me está pasando, es lo que siempre busqué. Esos dos goles en la final y el ascenso fueron lo máximo. Por Cipolletti han pasado muchísimos grandes jugadores y durante mucho tiempo no se consiguió un logro deportivo. Me tocó quedar en la historia grande de Cipolletti y eso me llena de orgullo, por mí y por toda mi familia, sobre todo por mis hijos que el día de mañana van a seguir recordando que su padre hizo algo importante", reflexiona el goleador.

En su paso por Cipolletti no todas fueron buenas porque le tocó errar uno de los penales en la definición que terminó condenando al equipo al descenso. Por eso el regreso al Argentino A es muy especial.

"Tenía una espina clavada, por eso volví de Formosa. Quedamos pocos de ese equipo y queríamos una revancha. En mi vida personal representó mucho conseguir el ascenso. Me han pasado infinidad de cosas, buenas y malas, pero aprendí que si uno lucha y trabaja duro, siempre tiene revancha. Ahora quiero llegar a la B Nacional con Cipolletti, sería el broche de oro", anheló el "Loco".




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