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Río Negro, entre las provincias con peor desempeño fiscal | ||
Un estudio privado muestra el progresivo deterioro que experimentaron las cuentas públicas rionegrinas. Los magros indicadores de eficiencia y solvencia fiscal desnudan importantes falencias de la administración Saiz. |
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La situación fiscal de Río Negro es realmente comprometida. Por un lado está el continuo crecimiento del gasto que determinó -por primera vez en los últimos cinco años- un resultado primario negativo sobre las cuentas públicas de la provincia para este 2007 a punto de finalizar. Estadísticas oficiales destacan en este sentido que el gobierno de Miguel Saiz triplicó el gasto público durante su primera gestión, un dato inédito en la historia de la provincia. Por otra parte, nada indica que pueda existir un cambio de tendencia en el segundo mandato al frente del Ejecutivo provincial, dada la inercia que ya llevan los números del presupuesto. El otro frente es la creciente dependencia económica de la administración rionegrina respecto de Nación, lo que hace que cualquier cambio en las reglas de juego que imprima esta última genere desequilibrios fiscales que pueden poner en riesgo hasta el pago de los salarios. Ocurrió con el reciente aumento de las retenciones a las exportaciones decretado para el sector petrolero y con las continuas postergaciones de Nación frente al acuerdo de refinanciamiento de deuda que tiene con la provincia a través del ex PFO. Las cuentas entran en rojo cuando dejan de ingresar en las arcas provinciales cifras poco significativas en términos nominales. En el 2005 alrededor de 20 millones de pesos no eran representativos para las cuentas fiscales. Hoy, con un presupuesto mayor, esa cifra puede representar el paso del cielo al infierno para el ministro de Hacienda, Pablo Verani. Los desvíos que hoy se observan en los números de la provincia permiten ver sólo la punta del iceberg. Lo peor -muchos arriesgan- está por venir. Un reciente estudio elaborado por la consultora Delphos Investment muestra en detalle cómo se posiciona cada una de las provincias argentinas en relación con las siguientes variables: eficiencia y solvencia fiscal e indicadores sociales, de competitividad e infraestructura. A partir de éstas se elabora un ranking en el que Río Negro ocupa el puesto 18, en el universo de los 24 distritos en que se divide el país. El dato resulta decepcionante para muchos pero para nada es original, ya que desde fines del 2006 la tendencia de las estadísticas comenzó a evidenciar el progresivo deterioro de las cuentas fiscales de la provincia, el que cada día que pasa resulta más difícil de revertir. Según consignan los datos del estudio en cuestión, tomados de fuentes de Nación, Río Negro cerrará el 2007 con un déficit primario de 9 millones de pesos, situación a la que llegó luego de sostener un superávit promedio del orden de los 80 millones de pesos durante el período 2003-2006. ¿Qué significa esto? Que la provincia perdió su capacidad de ahorro y que, de no haber modificaciones en la ecuación presupuestaria gastos/ingresos, la administración Saiz deberá recurrir inexorablemente al endeudamiento para poder hacer frente a todos sus compromisos fiscales en tiempo y forma. Con pasivos hoy en torno de los 3.200 millones de pesos, la capacidad de endeudamiento de la provincia es limitada. Los indicadores de solvencia que muestra Río Negro dan cuenta de que ésta se halla sobreendeudada. Tomando sólo un dato macro, se resume el concepto anterior: mientras que la relación de la media provincial del parámetro Deuda pública/PBG se ubica en el 11,4%, en el caso de Río Negro este mismo indicador es del 32,2%; es decir, casi tres veces el promedio nacional (ver infograma). Esta tendencia termina por definir dos conceptos para los números presupuestarios del segundo período de la administración Saiz: el primero es que la provincia ingresa en una espiral económica negativa con poco margen para poder actuar o revertir la tendencia y el segundo, que los aportes de Nación serán, a medida que pase el tiempo, cada vez más importantes para sostener las cuentas fiscales rionegrinas, lo que lleva a mantener una dependencia no deseada para el desarrollo de las instituciones de la provincia.
ESTADO Y SECTOR PRIVADO El estudio de Delphos Investment muestra que entre los indicadores de peor performance que presenta Río Negro se encuentra la solvencia que exhiben sus cuentas fiscales. Tal como puede apreciarse en una de las infografías, en este aspecto la provincia se encuentra en el puesto 21 del ranking de provincias. Sólo tres estados del interior están en peores condiciones: Jujuy, Chaco y Formosa, los tres más pobres del país. El otro indicador que está por debajo de la media nacional es el de infraestructura. En éste se contemplan la red vial, el producto industrial, la facturación de energía y el producto per cápita. Estas dos variables, junto con la de eficiencia fiscal -que también mide por debajo de la media-, están relacionadas íntimamente con el rol del Estado en el desarrollo económico de la provincia. Las estadísticas muestran a las claras el pálido desempeño que tuvo el sector público durante el año que está por terminar. Pero hay que aclarar que esto no es obra exclusiva de este gobierno: el deterioro progresivo del estado en Río Negro ya lleva más de dos décadas. Lo lamentable es que, habiendo existido la posibilidad de cambiar esta tendencia en los últimos años, la administración Saiz la haya dejado pasar. El único indicador de los que se computan en el estudio que se encuentra por encima de la media nacional es el de competitividad. Aquí se tiene en cuenta el desarrollo de las exportaciones de la provincia, su crecimiento y otras variables relacionadas con el comercio y su inserción en los mercados. Río Negro en este aspecto se encuentra en el puesto Nº 8. La buena performance llega de la mano del positivo desempeño que tuvo el sector privado en todo lo referente a su desarrollo comercial. Sin lugar a dudas, las políticas macro impulsadas desde la Nación a partir del 2002 ayudaron a consolidar este escenario positivo para el sector privado. El problema reside en que el sector público de la provincia no acompañó este importante empuje generado por las empresas. Un dato éste cuyo costo, a la larga, terminará pagando cada uno de los rionegrinos que habitan estas tierras.
JAVIER LOJO |
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