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\"Gran Hermano\" se agiganta

Primero los cuatro dedos de la mano derecha, después los de la izquierda, al final los dos pulgares y la foto. Quien entre en Estados Unidos a través del aeropuerto de Dulles, en Washington, estará entre los primeros en experimentar el nuevo procedimiento migratorio norteamericano en el que se toman las diez huellas dactilares en vez de las dos que se registraban hasta ahora.

La turista alemana Britta Meinke, de 38 años, se encoge de hombros. "No se tarda más tiempo que antes -asegura-. No me parece tan terrible, se supone que es por seguridad. Pero, por supuesto, hay que confiar en que los datos serán tratados de forma adecuada".

Esta preocupación la comparten los defensores de los derechos civiles, que ven cómo desde el trauma de los atentados del 11 de setiembre el deseo de las autoridades por reunir datos personales parece no tener fin.

Al pie de los montes Apalaches en Clarksburg (Virginia occidental), el FBI trabaja en la mayor base de datos biométricos del mundo, que debe ser "más grande, más rápida, mejor" que todas las anteriores, según Thomas Bush, del servicio de información criminal del FBI. El proyecto, de un costo de mil millones de dólares, le dará al gobierno de Estados Unidos múltiples posibilidades para identificar a una gran cantidad de personas que se encuentren tanto dentro como fuera del país.

Hasta el momento la Policía Federal tiene 55 millones de huellas dactilares, y gracias a innova

ciones tecnológicas se añaden nuevos datos, con lo que la cantidad aumenta de forma rápida.

El proyecto se titula "Identificación de la próxima generación" y el gobierno espera de él más éxitos en la lucha contra la criminalidad y el terrorismo. Ya hoy llegan a diario hasta 100.000 solicitudes de comparación de huellas dactilares electrónicas al centro situado bajo la tierra en Clarksburg.

En el futuro, el servidor podrá comparar características como el tamaño de las manos y rostros, escáneres del iris y quizá también elementos como la forma de hablar o caminar, según el "Washington Post".

Y cada vez hay más sectores del gobierno que hacen uso de la base de datos, no solamente el Departamento de Protección Interior o el de Defensa. "Tenemos leyes estrictas acerca de quién puede entrar y cómo están protegidos los datos", responde Thomas Bush a los temores sobre el posible mal uso de los mismos.

 

ESCEPTICISMO Y TEMORES

Pero los defensores de los derechos civiles y de la protección de datos son más escépticos.

"Siempre que se reúnen informaciones eso lanza la pregunta de cómo serán usadas y quién tiene acceso a ellas", afirmó Melissa Ngo, del instituto de protección de datos Electronic Privacy Information Center, cuando el Departamento de Seguridad Interior comenzó a registrar todas las huellas dactilares en noviembre en el aeropuerto de Washington.

Hay temores de que la cantidad de información será tal que resultará imposible protegerla correctamente, porque en los próximos años los 290 aeropuertos internacionales de Estados Unidos tendrán que tener el nuevo sistema de seguridad.

Los estadounidenses viven la tendencia a una cada vez mayor vigilancia con sentimientos encontrados. Están acostumbrados a que sus movimientos sean registrados a diario por innumerables cámaras y a que el navegar por internet, la compra con tarjetas de crédito y las transferencias on-line dejen rastro.

Una encuesta del "Washington Post" junto con la Universidad de Harvard de principios de año indicó que el 48% de los ciudadanos cree que el gobierno no hace lo suficiente para proteger los derechos individuales en su "guerra contra el terrorismo". Sin embargo, exactamente la misma cifra de entrevistados se mostró satisfecha. Muchos temen un futuro como en "Gran Hermano", en vista del veloz desarrollo tecnológico.

"El próximo paso será tener cámaras en todas partes -predice la psicóloga social de Harvard Shoshana Zuboff, que estudia desde hace décadas la tecnología de la información-.

"En su software hay programados algoritmos que deberán detectar el comportamiento desviado. Se puede estar naturalmente alterado si se vuela al entierro de la abuela, pero el algoritmo lo detectará como comportamiento anormal. Y lo siguiente es ser registrado por agentes del FBI", afirmó preocupada la profesora en declaraciones al "Post".

Los controles en EE. UU. se intensifican. El FBI construye la base de datos biométricos más grande del mundo con huellas, iris, rostros y hasta la forma de hablar o caminar de millones de personas.

 

FRANK BRANDMAIER

DPA



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