>
AL RESCATE DE LA HISTORIA
LA RESTAURACIÓN DEL PALACIO DE AUGUSTO, EL PRIMER EMPERADOR ROMANO, DESCUBRE UN TESTAMENTO DE LA PINTURA ITALIANA DE FINALES DEL SIGLO I.

La Casa de Augusto, en la colina romana del Palatino, se ha enriquecido con la restauración de cuatro salas presentadas por el ministro italiano de Cultura, Francesco Rutelli, y que serán abiertas al público en marzo. La zona recuperada corresponde al ala este de la gran villa romana, parte que se construyó antes de la proclamación de Octavio como Augusto por el Senado de Roma, en el año 27, lo que lo convirtió en el primer emperador.
Las cuatro habitaciones restauradas del Palacio de Augusto se encuentran en el lado septentrional del peristilo (jardín porticado con columnas), tres de ellas en el mismo nivel y la última en una altura superior, según ha explicado la directora del Palatino, Irene Giacoppi.
La situada en el piso superior es el estudiolo (despacho pequeño) del emperador, mientras el resto son el gran Ecus, sala dedicada a recibir visitas, que tiene pavimentos de mármol; además del “cubículo inferior” y el local de rampa junto a su habitación, que comunicaba con la parte superior de la construcción.
El alcalde de Roma, Walter Veltroni, ha calificado de “absolutamente extraordinario” el estado de conservación de los frescos de las habitaciones, que “raramente puede encontrarse en obras de aquella época”.
En las cuatro habitaciones se destaca la decoración pictórica, que se ha conservado de manera “milagrosa” en comparación con el resto de domus de la misma zona, y que han sido sometidos a un largo proceso de restauración, explicó el superintendente arqueológico de Roma, Angelo Bottini.
En su opinión, se trata de frescos de altísima calidad, con el máximo de las posibilidades de la época, que constituyen un importante ejemplo de pintura romana de finales del siglo I.

EN BUSCA DEL PASADO

Los trabajos de restauración llevaron una inversión que sobrepasa los 12 millones de euros (unos 17,6 millones de dólares).
La villa del emperador Augusto (63-14 antes de Cristo), mide una decena de metros cuadrados. La vivienda está decorada con el estilo típico de la Roma de hace 20 siglos.
La residencia del emperador romano fue la primera que se construyó en el Palatino en cuyas cercanías se levantaba la cabaña de Rómulo. Sus sucesores fueron ocupando progresivamente la colina, desarrollando un complejo palacial de grandes dimensiones. Esta fue la residencia oficial de los emperadores durante más de 300 años.
En su origen el palacio de Augusto, o Domus Augustana, se extendía en dos o tres niveles aunque hoy sólo quedan dos “Peristyles” (patios) y los restos de los inmensos muros de ladrillo. Contaba con más de un millar de habitaciones. El patio que se sitúa más hacia el norte tenía una sala con un pequeño templo al que se accedía por un puente.
Las habitaciones estaban decoradas con lujosas pinturas murales, como posteriormente hizo Nerón en su famosa Domus Aurea.
En la planta baja, el patio del lado sur tenía una fuente geométrica en el centro y estaba rodeado por suntuosos departamentos, todos ellos con toilette. Desde aquí, la familia imperial accedía directamente a su palco privado en el Circo Máximo, (a un nivel más bajo) al que acudían para contemplar las carreras.
Mientras se realizaban los trabajos de restauración del palacio, una sonda descubrió una gruta que podría ser la misma en la que, según la mitología, una loba amamantó a Rómulo y Remo.
“Es increíble pensar que puede haberse encontrado por fin un lugar mitológico que hoy se ha vuelto real”, declaró el ministro de Cultura Francisco Rutelli al dar a conocer el descubrimiento de la gruta.
Las imágenes de fotografía y de video muestran una cavidad de unos ocho metros de altura por siete y medio de diámetro.
El sitio se ubica, a 16 metros de profundidad en la zona donde la mitología cuenta que los hermanos –hijos del dios Marte y la vestal Rhea Silvia– fundaron Roma en el año 753 antes de nuestra era.
El ministro Rutelli aventuró que Augusto edificó su palacio justamente en aquel lugar para hacer suya la potencia mítica de la cueva, y afianzar su poder con la tradición de los fundadores.
Otra hipótesis, quizá más razonable, llevaría a suponer que Augusto construyó bajo su palacio un pequeño templo dedicado a Rómulo y Remo, aprovechando que algunas leyendas situaban la gruta de la loba bajo el Palatino.
Toda la Roma inicial, hecha de cabañas, y la mayor parte de la Roma republicana se circunscribían en realidad a la zona de esa colina.

 



Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí