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Jauretche revisitado
En “Pensar con estaño” Quintar recorre los tópicos del ideario del pensador, que le permiten esbozar la vigencia que aún tiene el autor de “El medio pelo en la sociedad argentina”.
El profundo vaciamiento de ideas políticas en el peronismo de los años '90, sumado a una "tormenta política y personal", llevó a Juan Quintar -docente e investigador de la Universidad Nacional del Comahue- a retomar la lectura del pensamiento y las acciones de Arturo Jauretche, una suerte de intento por resolver esa "orfandad" y dar cuenta "de un tipo de pensamiento que se había quedado ya sin expresión política", afirma Quintar.

El reencuentro de Quintar con el periodista, ensayista, abogado y político pero sobre todo polemista se apoya en dos cuestiones: "En primer lugar, porque Jauretche no sólo se propuso construir una mirada nacional de la realidad, y está claro que trató de hacerlo más allá de doctrinas, escuelas o modas académicas. En segundo lugar, integra en su vida política y producción intelectual la experiencia política de las principales etapas de la democracia argentina del siglo XX: conservadurismo, radicalismo y peronismo. De allí que se convierta en una figura destacada de la intelectualidad nacional y antiimperialista", explica.

Quintar resalta la recuperación que hace Jauretche de las formas de "mirar el mundo desde el interior del país, a pesar de que siempre vivió en la ciudad de Buenos Aires". Amante del tango, sus principales amigos (Discépolo, Homero Manzi) provenían de ese universo; "sin embargo, su perspectiva chocaba con la mirada tanguera de, por ejemplo, el escritor Osvaldo Soriano, porque a Jauretche no le hacía falta un fracaso profundo que le infligiera una pena infinita para sentirse argentino -apunta-. Miraba la sociedad y la política sin ese desencanto del pensamiento crítico que necesita anticipar el fracaso. La perpetua queja tanguera parecía no serle propia para mirar la sociedad", señala.

"Pensar con estaño. El pensamiento de Arturo Jauretche", publicado por la editorial de la Universidad Nacional

del Comahue, se inicia con un breve recorrido biográfico para luego desplegar diversos análisis que tratan de dilucidar la construcción de una mirada sobre la política argentina que esbozó Jauretche. En la parte final, Quintar plantea la recuperación y la crítica de algunos conceptos de la perspectiva jauretchiana puestos a consideración en la actual coyuntura argentina.

Sabido es que las formas básicas de su pensamiento nacional Jauretche las consolida en los años '30, en la época de FORJA, movimiento político que formó junto a Raúl Scalabrini Ortiz. "Es fácil ver que el problema previo a la distribución de los bienes es que seamos dueños de ellos, de manera que la primera pelea no tiene que ser entre nosotros sino con quien se los lleva, así toda demanda de justicia social se identifica con el nacionalismo y no hay posible concepción nacionalista en un país colonial que no lleve implícita la demanda de la justicia social", escribió Jauretche en "FORJA y la Década Infame".

"Ésos son los grandes pilares de todos sus años de producción de ideas y de sus polémicas con economistas, hombres de la cultura y políticos: la emancipación nacional y social -sostiene Quintar-. Esas grandes líneas -agrega- se mantuvieron sin dejar de entender la historia como un constante cambio en el que, muy a nuestro pesar, las estructuras de dependencia se mantenían".

Quintar señala que su trabajo se diferencia de aquellos "que presentan una imagen de Jauretche ganado por la historia que había escrito el mismo peronismo -explica-. Cuando uno lee los textos de Jauretche y comienza a explorar la excelente biografía

que de él ha escrito Norberto Galasso se encuentra con que era un hombre donde lo fundamental era su visión nacional del país y su acercamiento al peronismo es asumido como una cuestión coyuntural".

El autor de "Pensar con estaño" afirma que Jauretche no asumió el peronismo "como una nueva identidad política, y por eso desde un comienzo su relación con el movimiento y con Perón mismo no es fácil".

Quintar cita dos de los múltiples cruces que Jauretche tuvo con Perón. "Tempranamente Jauretche conoció el efecto del estilo personalista cuando Perón lo dejó fuera de la lista de candidatos. El otro fue cuando declaró, siendo ya evidente la guerra al Eje: 'Estamos hoy donde estábamos en 1935, cuando dijimos al país que no puede haber nación sin soberanía, ni justicia social sin emancipación económica, ni revolución nacional sin pueblo revolucionario'".

Siendo un pensador de cada aspecto de la vida argentina, poco se conoce acerca de las discusiones de Jauretche respecto del uso de la violencia en la política de los años '70. Quintar remarca en su libro este vacío. Define a Jauretche como un pacifista, señalando que su convicción profunda era "debemos vencer precisamente con la bandera del orden", como argumentaba el autor de "Los profetas del odio". En un pasaje del libro Quintar explica que, cuando gobernaba el tercer peronismo, Jauretche "preanuncia con extraordinaria lucidez y como no lo ha hecho nadie lo que sucederá tres o cuatro años más tarde. Lamentablemente sus palabras no fueron escuchadas por las conducciones guerrilleras, cuando señalaba en 1972 que 'El día en que la represión pase de la policía a la milicia, el ejército no procederá indagando justicia y razón, sino que si hay tiroteo en una manzana, fusila a toda la manzana. Es decir, esa minoría reducida de chiquilines combatientes ¿va a sobrevivir si liquidan a cinco o seis mil, de entrada, y meten en un campo de concentración a otros diez mil?'".

Como polemista, Jauretche no tenía rival. A una sólida formación intelectual le sumaba estaño, mucho estaño. Podía engarzar sólidos conocimientos históricos, sociológicos y económicos desarrollando una atractiva explicación de la decadencia argentina, con frases campechanas y humoradas inolvidables.

"Jauretche nos invita a pensar nuevamente desde el estaño de los bares -plantea Quintar-. Es decir, tratar de utilizar todo nuestro bagaje intelectual para poder darle potencial teórico a la forma de vida que tenemos. Lo más importante es la indicación que nos da Jauretche de volver a pensar reconociendo en el diálogo la posibilidad de transmitir las ideas, echando mano a la metáfora y a la poesía", concluye el autor.

 

 

PABLO MONTANARO

pablo-montanaro@arnet.com.ar

 



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