Llegando a fin de año, los turistas que salen todos los veranos de vacaciones comienzan a intensificar los llamados de larga distancia, a mirar folletos con promociones, a revisar los sitios de internet y a hacer consultas en agencias de viaje. La idea, calculadora en mano, es saber cuánto habrá que pagar esta temporada para pasar unas buenas vacaciones. Las conclusiones, luego de hacer un paneo general de toda la región, no son las más alentadoras: alojarse en la misma casa que en la temporada pasada o sentarse en el restorán de siempre costará –en promedio– un 25% más que en el verano pasado. La mayor parte de los empresarios traslada responsabilidades, señalando con el dedo acusador como única culpable de este incremento a la inflación. Estudios económicos nacionales aseguran que Índice de Precios al Consumidor (IPC) –no oficial– cerrará el 2007 con valores del orden del 20%. Es decir: la industria turística regional ajustó, en promedio, sus tarifas 5 puntos por encima de este indicador. Por la dinámica que presentan, nadie puede determinar cuál es el techo de los precios en este mercado, pero la realidad muestra que hay una dispersión importante a la hora de analizar qué lugar elegir. Es así que los aumentos en la costa atlántica rionegrina llegan en algunos casos al 40% respecto del año anterior, que en la zona de los lagos y la cordillera se observan subas de hasta el 35% y que en la capital neuquina éstas alcanzan el 60%. El sector gastronómico es el que mayor dispersión presenta, ya que está atado a una canasta de productos que día a día experimenta subas de precios. “Es difícil arriesgar el valor de un plato de comida teniendo en cuenta cómo crecen los precios”, confió un importante operador del centro de Neuquén. Como es tradicional en las vacaciones de verano, el mes de enero es el más demandado y es en ese período cuando los precios repuntan con crudeza. En febrero, según los datos de los mismos operadores, los precios caen entre un 15 y un 20%, dependiendo de la fuerza que presente la demanda en ese mes. Pese a que todas las estadísticas muestran incrementos en los precios, y contrariamente a lo que se puede esperar frente a este complejo escenario, la demanda veraniega se mantiene sostenida, y más aún respecto de aquellos servicios que cubren los segmentos de alto poder adquisitivo (ABC1). Esto se debe fundamentalmente a dos causas. La primera de ellas es que mucha de la clase media argentina, que sigue manteniendo poder de ahorro, puede viajar al exterior pero opta por quedarse en el país por lo caros que hoy resultan Uruguay, Brasil y Chile, por ejemplo. Haciendo el análisis inverso, la Argentina continúa siendo un país muy barato para los extranjeros, especialmente para aquellos que tienen bajos costos para movilizarse (países limítrofes). En definitiva, la temporada se va a mover con demanda firme independientemente de los precios, llegando ésta tanto del mercado local como del internacional. El segmento “top” de alquileres turísticos en San Martín de los Andes –que sufrió aumentos cercanos al 14%– es altamente demandado para enero. Se trata de viviendas de alta gama, usualmente con tres dormitorios, baños en suite, servicio de mucama con dormitorio propio, pileta y una superficie cubierta disponible en torno de los 300 metros, que se alquilan desde 600 pesos diarios. Según Javier Stordiau, uno de los empresarios más importantes del rubro, ese segmento de mercado ya está alquilado en un 80%. Ese selecto grupo –que se encuentra emplazado en San Martín, Quila Quina, Lolog, Alihuen y Altos del Sol, entre otros– equivale a unas 500 plazas de alojamientos turísticos tradicionales que, en conjunto, suman aquí más de 5.600. Stordiau auguró un verano excepcional. El caso de San Martín de los Andes no es aislado. La misma tendencia se observa para enero en el resto de los centros turísticos de la región. Los hoteleros de Las Grutas, por dar otro ejemplo, coincidieron en incrementar en un mínimo del 10% la tarifa del alojamiento y dejar libre la suba que cada uno considere que puede pagar el mercado en relación con los servicios que presta. Por eso, este verano se podrán notar amplias diferencias entre aquellos que brindan servicios de excelencia, con privilegiadas ubicaciones y grandes comodidades, y quienes ofrezcan servicios más limitados. Respecto de los primeros, la demanda está muy activa. Los precios de los departamentos o complejos top llegan en algunos casos hasta los 700 pesos por día. Pese a estos valores, esta ciudad de veraneo tiene, a la fecha, una ocupación confirmada cercana al 70% para enero. El boom del consumo parece que se mantendrá sostenido en esta temporada. Los operadores turísticos de la región esperan un 2008 excepcional. Pero que exista una demanda firme en el tema de alquileres no es per se garantía de otro dato clave para el sector: el gasto diario esperado por persona. Habrá que ver qué dice el mercado al respecto. (AB/ASM/AEB/AVL/ASA/ AV/AN/Redacción Central) El exterior sigue siendo “salado” Las tarifas para veranear este año en el exterior se mantienen altas por la diferencia cambiaria. Brasil sigue creciendo en dólares por la revaluación del real, que en el año alcanzó el 22%. En un porcentaje algo mayor en dólares se encareció para los argentinos viajar hacia ese exótico destino. En los segmentos ABC1 de la Argentina, los paquetes turísticos locales están prácticamente dolarizados. Es por ello que en lugares como San Martín de los Andes, Villa La Angostura o hasta Las Grutas –que ciertamente no cuenta con las características top de los lugares mencionados– los precios de departamentos para los segmentos de alto consumo son muy parecidos a los que se pueden encontrar en cualquier centro de veraneo de América del Sur. Por ejemplo, por 200 dólares por día se puede pernoctar en el hotel Sheraton de Río de Janeiro con todo tipo de servicios incluidos. Este mismo escenario se observa en el resto de los países latinoamericanos, siempre al hablar de los segmentos ABC1. Algo distinto ocurre cuando se va más allá del Atlántico. Europa resulta inalcanzable para muchos argentinos de clase media que hasta hace pocos años planificaban un viaje hacia ese destino cada tres o cuatro años. Con un euro por encima de los 4,60 pesos es muy difícil llegar y mantenerse en esa plaza. Un hotel cinco estrellas top en Madrid o París parte en temporada alta de un piso de 400 euros la noche, valor equivalente a 600 dólares o 1.900 pesos. Un hotel tres estrellas, en las mismas capitales, se puede llegar a conseguir en 150 euros, valores éstos que siguen siendo inaccesibles para el asalariado argentino. Oferta y demanda Uno de los mercados más transparentes que existen es, sin lugar a dudas, el turístico. Con una oferta de servicios altamente diversificada para poder captar los distintos segmentos de la demanda, esta industria es una de las pocas que hoy en la Argentina se manejan por las reglas del mercado: cuando la demanda presiona, los precios suben y viceversa. El modelo económico argentino, basado en el impulso del consumo y un dólar sobrevaluado respecto del peso, genera una situación ideal para el turismo nacional. Y la región no queda afuera de este esquema. La mayor parte de los operadores consultados coincide en señalar que el crecimiento de los precios en esta temporada se debe exclusivamente al aumento de costos que debió afrontar el sector en los últimos doce meses. “Nadie pone valores por decreto. Es el mercado el que los pone. Si los veraneantes no los convalidan, los precios tenderán solos a reacomodarse a la baja”, confió un hotelero de la zona de Bariloche en diálogo con este medio. Y éste es un tema que el veraneante debe tener muy en cuenta a la hora de sacar sus números antes de viajar. Cuando en el mercado existe una sobreexpectativa positiva, los precios tienden a subir más de la cuenta. Y esto se observa cuando se alquila una vivienda en diciembre a un precio determinado y en enero, estando ya en el lugar, se advierte que los precios son más bajos que el que se pagó un mes antes por la misma propiedad. En general, el veraneante debe tener en claro que en el lugar y en tiempo real puede conseguir mejores precios que reservando telefónicamente o por internet con meses de anticipación. Ahora bien, esto también encierra su riesgo, y más en temporadas con perspectivas de alta demanda: que se llegue al lugar de veraneo y no se encuentre disponibilidad en lo que estaba buscando.
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