Son gráciles, de bellos colores y se suspenden en el aire como un diminuto y silencioso helicóptero o –con más propiedad– como un minúsculo colibrí o picaflor (foto 1) ya que, al igual que ellos, liban el polen y néctar de las flores en estado adulto. Además tienen un nombre francamente poético... moscas sírfidas. Ellas son nuestros más eficientes predadores de pulgones, pero el jardinero que no cultive flores en su jardín esperará infructuosamente su presencia. Son importantes las flores cultivadas y silvestres, especialmente las de color amarillo. Pero no sólo las flores atraerán a las moscas sírfidas, sino también a otros predadores de las plagas como avispitas, crisopas y otros. DISFRAZ Y ESQUIVE Pertenecen a la familia Syrphidae, de lo cual deriva su nombre común de “sírfido”, aunque en otros idiomas se los llama “moscas suspendidas”. Su aspecto tan colorido obedece a una razón de camuflaje... como en estado adulto (o sea como insecto volador) no tienen ningún “arma” agresiva ni defensiva, serían presa fácil de los que a su vez pretenden incorporarla a su dieta, se “disfrazan” de feroces avispas (fotos 4, 5 y 8), abejas (foto 6) o de moscardón (foto 7). Unen a ello la cualidad de no sólo suspenderse en el aire, sino de volar velocísimamente hacia adelante y hacia atrás, hacia arriba y hacia abajo, con lo que le “gambetean” a lo Maradona a los pájaros y otros bichos que pretenden atraparlos. Si no lo cree, haga la prueba de atrapar alguna con la mano y después me cuenta si lo logra. MANEJO ORGÁNICO A esta familia corresponden muchas especies cuyas larvas viven en suelos húmedos, en el barro, en el guano, en madera descompuesta o en restos vegetales. Pero a nosotros nos interesan aquellas cuyas larvas viven como predatoras de pulgones, aunque también predan sobre cochinillas algodonosas y trips. Tienen una longitud entre 8 a 15 milímetros y su único par de alas y sus antenas cortas las identifican como moscas. Tienen ojos extremadamente grandes que necesitan imperiosamente, porque buscan en vuelo a las colonias de pulgones para colocar en ellas sus huevos. Después de las ‘vaquitas’, son los más eficientes predadores de pulgones. Evidentemente reconocen a las colonias de pulgones por el arrugamiento y acartuchamiento que produce en las hojas su acción de chuparles la savia, ya que buscan siempre allí, aunque el arrugamiento haya sido provocado por heladas primaverales, pero en ese caso no colocan allí sus huevos porque falta el olor característico de los pulgones, que ellas perciben al acercarse. Los huevos en sí son alargados, blancos, con la superficie con forma de red y son colocados en forma solitaria. Las hembras de algunas especies pueden poner entre 500 a 1.000 huevos... identificarlos en las plantas puede ser tarea imposible. SIN PATAS Lo interesante es que las larvas no tienen patas (tienen cierto parecido a las babosas, aunque mucho más pequeñas) y se trasladan al estilo del caracol, tomando a los pulgones con los ganchos bucales y los vacían totalmente, para lo que les alcanza 1 minuto por pulgón. En total, para su desarrollo, que dura aproximadamente dos semanas, cada larva necesita consumir aproximadamente 700 pulgones. Salen de cacería principalmente en horas del atardecer y a la noche y descansan durante el día, frecuentemente en medio de las colonias. Las larvas (foto 2) de las distintas especies tienen formas y coloraciones bastante diferentes. Empupan cerca del lugar de alimentación o en el suelo; los cocones de las pupas (foto 3) tienen forma de gota. Para evitar dañarlas, es importante no hacer laboreos del suelo. La duración de la vida larvaria es muy variable, pero en general dura entre dos y cuatro semanas. Los puparios son castaños o verdosos y su forma se parece a una gota. Permanecen adheridos a tallos y hojas de las plantas. Hay especies que tienen una sola generación anual, en tanto que otras tienen dos, con pausas en el verano e invierno. La mayoría tiene de tres a cinco generaciones e invernan como moscas hembra adultas que ya comienzan su oviposición a comienzos de la primavera, con lo cual pueden impedir prematuramente la formación de colonias numerosas de pulgones. También pueden pasar el invierno como larvas o pupas, con lo cual necesitan más tiempo hasta que comienzan a colocar sus huevos. Fuentes: Hans Steiner, “Útiles en el jardín”, 1985 y Carlos Betancourt e Iris Staconi, “Enemigos naturales”, Uruguay, además del invalorable asesoramiento de Darío Fernández y Silvina Garrido, del INTA Alto Valle. CARTA DE LECTORES! He visto en internet una consulta y una respuesta muy interesante formulada por Teodorico Hildebrandt relacionada con el tema de las arañuelas. Quería molestarlo respecto a su opinión sobre cómo eliminar los pulgones que afectan a plantas como Cidonia japonica, rosales, etc. Todos los años debo realizar reiteradas curas con insecticidas para eliminar los pulgones que afectan todos los brotes verdes de la cidonia, pero las curas reiteradas afectan también a las hojas. Quisiera conocer otra manera de atacar a esas plagas, por medio que no sea el uso de insecticidas. Atentamente Guillermo (Trelew). El tema es largo, porque primero habría que analizar por qué los pulgones colonizan en grandes cantidades a determinadas plantas. La respuesta es: cuanto más se abona con fertilizantes sintéticos nitrogenados o de otro tipo, o sea en forma de sales, más cantidad de agua absorben las plantas, al igual que una persona que come salado. Al absorber más agua, los tejidos son más blandos y acuosos y tienen más jugo, lo que hace que sean más fáciles de perforar los tejidos por parte de los insectos de aparato bucal chupador (pulgones, cochinillas, arañuelas y otros). Las plantas cultivadas por métodos orgánicos se alimentan de lo que el suelo les prepara como el “gran estómago” y sus tejidos son más firmes y con menos agua. Por ese mismo motivo, son también menos susceptibles a las bajas temperaturas. Respondiendo a su pregunta concreta, lo primero es cambiar la “dieta” vegetal y pasarse al método orgánico. En segundo lugar, el chorro fuerte del agua los lava y el que cae al suelo no vuelve a subir. Tercero, dejar que actúen los enemigos naturales, que harán “el trabajo sucio”. Este diario edita todos los domingos un suplemento eH! (Estilo Hogar), con unas páginas dedicadas a la jardinería orgánica.
|