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DIVERTIDA, CON MUCHA MAGIA | ||
DE LA MANO DE LA DECORADORA BELÉN EDWARDS Y DEL ARQUITECTO GERMÁN RIESCO, LOGRARON HUIR DEL MINIMALISMO Y DEL RACIONALISMO PARA VIVIR EN "UN HOGAR, DULCE HOGAR". |
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Esta es la casa de mis sueños”, dice María Costa al comenzar a describir su flamante casa de 400 metros cuadrados. Anhelando un lugar más espacioso para su familia compuesta por esposo y tres hijos, María cambió su antiguo gusto por la arquitectura racionalista, y se pasó a este cómodo y soleado chalet, que hoy define como “hogar dulce hogar”. La impronta de su imaginación habita cada espacio. En este rico entorno natural, la arquitectura original de la casa, neutra y sencilla, fue respetada conservando sus valores de una típica vivienda familiar de suburbios. “¡A los cubos no volvería jamás!”, se expresa con énfasis, refiriéndose a la arquitectura racionalista. Sin embargo este hogar no tiene nada de convencional o uniforme: el toque de distinción y originalidad está dado por la decoración, que recayó en manos de Belén Edwards, decoradora también de las cabañas de Punta Manzano en La Angostura (www.puntamanzano.com.ar). “La casa la reciclé junto con el arquitecto Germán Riesco, quien hizo los planos y la obra húmeda en las pocas reformas que tuvimos. A María le propuse una deco divertida, colorida, cargada. Quería que fuera cálida; no me gusta el minimalismo, me fascina la mezcla de épocas, un poco de francés, otro poco de pop, y la modernidad en los electrodomésticos. Utilicé diferentes pisos, cerámicos y empapelados, amo los detalles y los materiales nobles”. El resultado es el estilo único de Edwards reflejado en las dos plantas de la casa, bien sea los dos salones, el piano-bar, el comedor, la cocina y la galería en planta baja; y en planta alta el estudio, su alcoba en suite, los dos baños y las alcobas de cada uno de tres hijos de María. Su innovador concepto visual y su espíritu ecléctico van dejando huella en cada ambiente. “Mi manera de trabajo es comenzar por una base blanca donde luego poner color. Amo el color. Aquí disfruté mucho del color y cada área tiene su paleta propia. Luego me divertí jugando con texturas terciopelos, sedas, cueros, mezclas”. La casa se llena de sensaciones desde el exterior hacia el interior y pasar las horas aquí es un placer. María ya escogió sus lugares preferidos. “Para los momentos más privados adoro el bar-escritorio de mi marido. Es lindo después de cenar, sentarnos a tomar algo, fumar un habano y disfrutar de estar juntos. Para cuando hay invitados me fascina la relación con el afuera y el contacto con el verde, por esto la galería que conecta cocina, living y jardín me encanta. Pueden comer hasta 12 personas cómodamente en conexión con el paisaje siempre verde”. El final feliz lo completa la actividad de los frecuentes invitados. La vivienda se desborda de vitalidad: “Mi casa siempre está llena de chicos y adolescentes, duermen hasta 8 chicos, la cocina se llena y es muy ameno”. DIRECCIONES
PRODUCCIÓN: Mariana Rapoport |
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