Habla de su padre en relación a un hecho ocurrido en Covunco
Papá aprendió a trabajar la piedra en el Líbano y era muy buen constructor. Cuando yo tenía quince años, en el campo de Covunco se necesitaba un canal de casi cuatro kilómetros para regar una parte del campo. Él lo hizo con sus propias manos y con la ayuda de la peonada. Una vez sus ayudantes no podían partir una piedra muy grande, de más de un metro de ancho: le daban de a tres con las mazas, pero no había caso, no se rompía. "A ver, déjenme a mí", dijo el viejo, que en aquella época tendría unos cincuenta años. Los muchachos lo miraban medio riéndose, porque si tres a la vez no pudieron... Bueno, papá se arremangó, agarró la maza, le fue pegando golpecitos a la piedra mientras la caminaba alrededor, hasta que se afirmó y le empezó a pegar despacio pero rítmicamente, como sobándola. Entonces se quedó quieto, levantó la maza y sacó un grito, un alarido que le salió bien de adentro. Tres golpes, uno tras otro en el mismo alarido, cada uno parecía más fuerte, y sonaban como disparos de arma de fuego. ¡Al tercero la piedra se rompió en varios pedazos! No me olvido jamás, se dio vuelta y les dijo a los peones, riéndose: "Gracias a Dios, hoy me gané el asado"
El clima en su infancia
Y... era bravo, fue muy bravo hasta el fin de los años 50. Calor y viento fuerte todo el día, frío a la noche. Casi nunca llovía, pero cuando caía el agua, el chaparrón duraba dos o tres días y causaba daños, porque las casas eran de adobe, y las que no estaban revocadas directamente se derretían. Como al principio no había gas, la única fuente de calor que tenía la gente era la leña, que era un gran problema, porque en la zona la madera escaseaba. En Covunco y en todos los valles del interior había muchos árboles y matorrales, pero en Cutral Co nada más que una jarilla rasposa. Por eso Zapala tuvo desde el principio casas de material, porque había suficiente madera para quemar en los hornos de ladrillo. En Cutral Co no había forma, porque no teníamos leña. Entonces las madres salían con los chicos a la mañana a buscar leña... como no podían ir para el lado del Octógono, buscaban hacia el oeste, justo desde donde venían los vientos. Cuando veníamos de Zapala y llegábamos al alto del Portezuelo, se apreciaban las casitas miserables de color marrón oscuro, rodeadas de un desierto de color marrón más claro. Atrás, en cambio, aparecía el verde intenso de los árboles de Campamento Central y Uno. El color de los ricos era ese verde y el de los pobres era el marró
1938 un hecho muy divertido en el despacho de carnes de los Sapag
Había llegado una tribu de gitanos a Cutral Co, que se habían instalado con sus carpas y sus camiones del otro lado de la calle Circunvalación, la que separaba a Cutral Co del Octógono. De vez en cuando venían a comprar carne. Entre ellas había una chica alta, muy linda, que pidió probar unos salames que se mantenían frescos dentro de una campana de vidrio sobre el mostrador. Yo le di permiso y cuando se inclinó para cortar un pedacito, se el abrió el vestido y pude verle las tetas, que me gustaron porque eran grandotas. Bueno, ella se dio cuenta, o yo debo haber dicho algo, no me acuerdo, entonces pensó que yo no iba a decir nada si cortaba otro pedazo. Vuelta a agacharse y mostrar todo, entonces amagué a tocarla. La gitana pegó un grito: "¡Ah! ¿Te gusta? ¡Entonces, tomá!", me dijo. Se levantó la blusa, se agarró las tetas con las dos manos y las apretó. ¡Salieron dos chorros fortísimos de leche que me empaparon de arriba abajo!
Intendente de Cutral Co
Cuando yo era intendente de Cutral Co, en la época del segundo gobierno de Perón, se había formado el Comando Táctico Peronista. Lo integraban el gobernador, el delegado interventor del partido y los pocos intendentes que habíamos sido elegidos por el voto popular. A Cutral Co vinieron una vez o dos... yo les reproché que una población con más de diez mil habitantes no tuviera agua, no tuviera gas, no tuviera luz... que no tuviera ninguno de lo servicios indispensables para la vida, ¡que no hubiera un médico! Que el Comando Táctico estaba formado para las próximas elecciones pero para ganarlas teníamos que hacer algo para solucionar esos problemas. Dije todo eso la primera vez; la segunda insistí con bronca: ¡cómo podía ser, con YPF al lado, con casa en el Campamento Uno que tenían luz y gas! Y el administrador paseándose con coche con chofer, mientras los pobladores de Cutral Co, los humildes trabajadores de Perón, nos moríamos de frío.
Aantes del peronismo
..la única posibilidad que teníamos era la política municipal, porque en los Territorios se podía elegir un Concejo Deliberante con un presidente municipal al que llamábamos intendente. Para quedar habilitado para votar, cada pueblo tenía que tener más de cinco mil habitantes. En Zapala había de antes una gran actividad política, con un personaje que sobresalía, Martín Etcheluz, un tipo fuera de serie, muy preparado y con una gran vocación de servicio. El que lo conoció más fue Amado, que siendo muy joven lo acompañó en sus últimos años.