Roberto Sánchez siempre lo supo: Sandro es eterno, Roberto Sánchez no.

En varios pasajes de su carrera el hombre se tomó el trabajo de deslindar responsabilidades. Sandro debía cargar con la parte más densa del arduo de trabajo de estrella mientras que él, Roberto, permanecía a la sombra en su refugio del sur y felizmente casado.

Como en una proyección distorsionada de "El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde, las aventuras y desventuras de Sandro terminaron pasándole factura a Roberto Sánchez.

Sandro vive en la memoria imperecedera de sus fans. En esa dimensión sin tiempo todavía baila como un poseído. Aun es un joven eléctrico y amante de todas las mujeres que lo han amado y lo amarán. Es un chico inocente con sueños de grandeza o "El Gitano" que no deja de extrañar a su madre y el barrio.

El final de Roberto fue un final de entrecasa. Junto a los suyos. Sin estridencias. Aunque Sandro llevaba el título nobiliario "De América", lo cierto es que Sánchez siempre que podía tomaba del brazo a su pupilo y lo hacía contener sus ansias de gloria. Si Sandro era de América, Roberto lo era sólo de Banfield.

Una de las tantas preguntas que quedarán a medio responder acerca del cantante es por qué Sandro no trascendió a nivel internacional como sí lo hicieron Julio Iglesias, Armando Manzanero o, mucho más cerca aún, Ricky Martin y Luis Miguel. Si bien no tiene sentido establecer comparaciones entre las calidades artísticas de todos ellos, es una obviedad decir que Sandro, en sus mejores momentos, pudo compararse a los más grandes representantes del género latino.

En este punto talló y no poco la sombra de Roberto. Porque mientras que a Sandro le llovían las oportunidades de ampliar su campo de acción (su sello le ofreció en varias oportunidades realizar extensas giras por América), a Roberto la idea de pasarse media vida arriba de un avión, lejos del terruño, su mujer y los amigos del alma, le resultaba insoportable.

Al menos esto podemos asegurar: si Sandro no fue más grande de lo que evidente terminó siendo se debe a una nada disimulada negativa de Roberto Sánchez por vender su alma al negocio. Y no es que este último haya tomado decisiones equivocadas. Sencillamente optó por el camino que le permitiría sostener lo esencial de su estilo de vida.

Sandro se sabía el nombre de cada uno de los periodistas que lo acosaban en una conferencia de prensa. Roberto prefería recordar el de un camarada de la infancia. Sandro vestía de smoking y en el escenario no le ruborizaba llevar bata. Roberto usaba jeans y fumaba demasiado. Sandro tenía a todas las chicas del mundo. Roberto sólo a una. Y así, las contradicciones con el tiempo se fueron volviendo tan evidentes como necesarias.

Sin embargo, el cantante y su creador fueron uno sólo en una materia muy compleja: establecer las bases de un estilo musical que sólo representara al primero. En sus principios Sandro cultivó una vertiente del rock pasada por un traductor al castellano. Su inserción posterior en la escena musical como un Elvis latino fue la prolongación de sus inicios con "Los del Fuego". Pero pronto descubriría Sandro que existía una faceta más elegante, más romántica y que, seguramente, tenía una proyección generacional mucho más amplia que la vía del rocker. Nació el Sandro baladista.

De manera que una velada con Sandro implicaba siempre dos medidas bien servidas de canciones románticas y una de pura dinamita.

El resultado ha quedado a la vista después de muchos años de carrera. Sandro fue un artista inclasificable y por lo tanto único. Tan romántico como José Luis Perales e histriónico como Rafael, pero, al mismo tiempo, tan denodadamente rocker como Charly García. No casualmente los roqueros nacionales le grabaron un disco-homenaje.

Despojado de toda forma de marketing, Sandro tuvo el raro privilegio de, en la industria de la imagen, poder continuar siendo él mismo. No necesitó botox, ni ser tapas de revistas cada cierto tiempo anunciando su ocaso y su posterior resurrección. No, Sandro siempre fue Sandro y punto. En el transcurso de los años Roberto encontró un nuevo argumento en favor del reposo. En tanto que su personaje descubrió que había una faceta sexy a explotar en la estampa algo rolliza del hombre mayor que lo ha visto demasiado. Poco a poco Sandro fue perfeccionando el acto de magia. Por supuesto que funcionó: cada vez que se presentó en un teatro este terminó repleto de fans. Sobre todo mujeres, sus "nenas".

Ahora que es un símbolo sin correlato corporal, Sandro, el eterno gladiador, podrá multiplicarse en el imaginario colectivo en muy diversas formas. Para muchas de sus fans será siempre un joven en campera de cuero. Para otras, el hombre maduro que bebía champán y usaba bata sobre el escenario. Para los demás, un póster, una imagen cinematográfica, una estampilla gardeliana.

Roberto Sánchez descansa en paz. A Sandro, la ruta todavía le tiene preparadas muchas sorpresas.

* Fue uno de los fundadores del rock en español.

* Publicó 52 álbumes originales y vendió 8 millones de copias, aunque hay fuentes que las elevan hasta 22 millones.

* A mediados de 1964 Sandro y Los de Fuego comenzaron a realizar una serie de actuaciones en la televisión de Argentina, su debut fue en "Aquí la Juventud", y luego lo contrataron en el programa Sábados Circulares de Pipo Mancera, que terminaron impulsándolo a la popularidad.

* Con el dinero que comenzó a ganar con sus presentaciones y discos, Sandro alquiló en 1966, junto con otros roqueros argentinos, el local La Cueva, en Pueyrredón 1723, para formar un centro de reunión y difusión del rock argentino. La Cueva contrató a Litto Nebbia y Los Gatos como banda permanente del local, banda que poco después (1967) grabaría el tema "La Balsa", dando origen a lo que ha dado en llamarse "rock nacional" argentino.

* En 1967, con su presentación en el Festival Buenos Aires de la Canción cantando la balada "Quiero llenarme de ti", que le valió ganar el festival y volverse enormemente popular de la noche a la mañana. El éxito se consolidó con el lanzamiento inmediato del sencillo "Quiero llenarme de ti", que rompió récords de ventas y se publicó en varios países de habla hispana y comunidades latinas de EE. UU., marcando el inicio de su carrera artística internacional.

* En 1972 fue el primer artista en cantar en el Luna Park de Buenos Aires, hasta entonces un ámbito exclusivamente boxístico, con un amplio éxito.

* En EE. UU. recibió el premio Grand Ball al cantante del año, y las llaves de la ciudad de Miami.

* En su vida hizo 15 películas.

* Llenó el estadio Maracaná en Brasil.