En su primera semana oficial de trabajo, el nuevo gobierno de Dilma Rousseff busca hacerle frente al dólar barato. Según reveló el flamante ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Fernando Pimentel, se buscará paliar la sobrevaluación del real con un recorte de impuestos a los sectores exportadores más perjudicados, pero no se intervendrá en forma directa el mercado cambiario (compra masiva de dólares) para presionar su devaluación.
"El cambio flotante no funciona como un barco que sube y baja conforme a las olas, sino más como un grupo de patos alrededor de la misma ola. Con una misma tasa de cambio, hay sectores que reaccionan bien y mal", comparó, metafórico, el funcionario en su primera declaración tras asumir en el cargo. Metáfora que puede aplicarse en forma casi lineal a los problemas que hoy enfrentan las economías regionales en la Argentina por la pérdida de competitividad cambiaria en los mercados de ultramar.
Las señales del nuevo gobierno basileño generaron cierto alivio a los empresarios frutícolas regionales. Es que un dólar en torno a los 1,70 reales genera una competitividad adicional sobre las exportaciones hacia ese destino.
Luego de los anuncios oficiales, el dólar tocó esta semana un piso de 1,65 reales. Pero el gobierno brasileño tampoco está dispuesto a que baje de este valor y por ello anunció que aplicará un "encaje", obligando a a los bancos a depositar en el Banco Central, el equivalente al 60% de las operaciones cambiarias que excedan los u$s 3.000 millones. De esta manera, se limitarán las ventas de dólares a futuro con las que los bancos apostaban a una valorización de la moneda local.
Distintos analistas internacionales coinciden en señalar que el real no sufrirá grandes modificaciones y se manejará en los niveles de bandas actuales, por lo menos en el desarrollo de este primer semestre del año. La presidenta Rousseff ya trazó los lineamientos de la política cambiaria del Brasil: ayudar a las exportaciones afectadas por el retraso cambiario pero sin intervención activa del Banco Central en el mercado. Esto en otras palabras significa un dólar entre los 1,65 y 1,75 reales, de no existir cambios drásticos en el actual contexto internacional.
De acuerdo con Pimentel, la baja de impuestos ayudará a determinadas ramas de la economía a superar las dificultades a corto plazo. "Con la quita, de alguna forma, el peso del pato se reduce y sube más rápido", agregó a su explicación.
(Redacción Central y agencias internacionales)