Las importaciones argentinas de manzanas se ubicaron al cierre del 2010 en cerca de 2.400 toneladas. La cifra refleja un crecimiento del 100% en relación con las compras consolidadas durante el 2009.
El valor marca una preocupante tendencia que con seguridad se mantendrá durante todo el año entrante. Sin embargo, por ahora no complica el comercio local ya que estas 2.400 toneladas representan tan sólo el 1% del comercio de manzanas en el mercado interno argentino.
En valores, las estadísticas oficiales detallan que al cierre de noviembre cerca de 1,6 millones de dólares habían dejado el país para cancelar estas compras.
Toda la manzana que ingresó a las góndolas de los supermercados argentinos este año provino de Chile.
Los valores promedios CIF (valor declarado por las empresas en la frontera de destino) para esta manzana se ubicaron durante la presente temporada en 0,66 dólares por kilo, un 10% más que las declaraciones del 2009.
Si bien -como ya se señaló- el volumen del que estamos hablando no es importante, sí lo es la tendencia que muestran las estadísticas. El mismo escenario se observó en pleno auge de la convertibilidad: en 1995 las importaciones de manzanas representaban menos del 1% del total del comercio de esta especie en el mercado interno y en el 2001 este porcentaje se ubicaba cerca de los dos dígitos y representaba valores superiores a los 10 millones de dólares.
La tormenta perfecta
Todas las variables relacionadas con el comercio frutícola que se analizaban en marzo pasado mostraban que existían altas posibilidades de que Chile terminara con una ofensiva sobre el mercado interno argentino.
Brasil terminó dándonos una mano, ya que mucha de la manzana que en un primer momento estaba destinada a las góndolas de los supermercados porteños terminó siendo reorientada hacia San Pablo.
El escenario era previsible:
* La cosecha argentina de manzanas sufrió mermas importantes (30%), por lo que habría que esperar una menor oferta local en el mercado interno.
* Los precios en dólares seguían creciendo, lo que permitía a la manzana chilena ingresar con mejoras competitivas, pese a que ellos también tenían serios problemas de competitividad cambiaria.
* Desde el lado de la oferta, en febrero un fulminante terremoto en Chile había destruido parte de la infraestructura de servicios (empaque y frío) y portuaria, lo que llevó a que muchos exportadores, ante la imposibilidad de salir en tiempo y forma hacia los mercados de ultramar, analizaran la posibilidad de colocar una mayor cantidad de fruta en los mercados latinoamericanos.
Y eso fue lo que sucedió finalmente: mientras que la oferta exportable de fruta chilena hacia Europa y Estados Unidos disminuyó, hacia los mercados latinoamericanos creció a una tasa superior al 10% en relación con la temporada 2009.
(Redacción Central)