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  Sábado 06 de Noviembre de 2010  
 
 
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  La crisis ganadera presiona sobre el precio de la carne
La faena cayó un 25% anual, lo que disparó los valores en la góndola y aceleró la caída del consumo.
 
 
 
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El aumento que experimentó el precio de la carne en la góndola durante el último año no fue casual. Tampoco lo son los pronósticos de los analistas sectoriales y productores ganaderos de aquí al cierre del 2010, que apuntan a un nuevo avance en los valores del producto de cara a las próximas fiestas navideñas.

Sólo para mencionar algunas de las variables que incidieron en esta coyuntura ganadera, basta con rescatar diversos conceptos vertidos por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra) en su último informe sectorial.

El trabajo en cuestión atribuye un rol fundamental al discurso del Ejecutivo en la situación imperante. Por caso, indica que el resultado de la política llevada adelante se puede apreciar clara- mente en algunos indicadores que hoy muestra el sector.

Entre ellos se mencionan:

* Caída del 15% del stock bovino en tres años, con una reducción de 9,4 millones de cabezas.

* Caída del 25% en la faena anual.

* Caída del 18% en el consumo de carne por habitante por año.

* Caída del 54% en las exportaciones de frescos y congelados.

* Aumento del precio del ganado del 91% anual.

* Aumento del precio al consumidor del 75%.

* Desaparición de 6.000 pequeños productores ganaderos.

Para Ciccra, la recuperación de la cadena productiva necesitará por los menos seis años. Pero para que esto ocurra, es necesario que se profundice la retención de vientres que desde hace algunos meses atrás se insinúa.

Según consignó la Oncca, este indicador alcanzó en setiembre pasado una participación del 40,4% en la faena total, lo cual es alentador (ver aparte).

Mientras tanto, el presente sectorial continúa mostrando números en rojo respecto de otras temporadas. En agosto, la faena vacuna total volvió a ubicarse por debajo del millón de cabezas, un desempeño impensado hace algunos años atrás. De acuerdo al informe de Ciccra, la escasez de hacienda para enviar a faena está explicada por la liquidación de vientres que forzaron, en primer lugar, la política antiganadera que el gobierno nacional aplicó en los últimos cuatro años y, en segundo lugar, la gran sequía que afectó las principales zonas productoras entre mediados del 2008 y del 2009.

En el octavo mes del año se habrían faenado alrededor de 970.000 cabezas de hacienda vacuna. En términos mensuales esto se traduciría en una baja de 2,4%, y en términos interanuales seguiría siendo superior a 30%. Puesto en términos absolutos, la matanza de animales habría sido inferior en 421.000 cabezas con relación a agosto del año pasado.

En junio y julio, estadísticamente, la profunda caída de la faena vacuna está explicada en parte por el elevadísimo nivel de faena del mismo mes del año pasado y por el bajísimo guarismo alcanzado en el 2010.

Cabe recordar que en el período junio-octubre del 2009 se marcó el nivel de faena promedio mensual más elevado de los últimos 31 años por lo menos (1,41 millones de cabezas al mes; niveles cercanos sólo se verificaron en noviembre del 2007, mayo de 1985 y abril de 1986). A la inversa, en el período junio-agosto del 2010 se registró uno de los promedios mensuales más bajos de las décadas consideradas (0,966 millones de cabezas). Este resultó similar a los observados en 1987-1990 y 1998-2002.

En el acumulado de los primeros ocho meses del año, la faena total habría ascendido a un nivel de 8 millones de cabezas y la caída habría sido de 24,9% interanual.

Es decir: a lo largo del año en curso se habrían dejado de faenar 2,65 millones de cabezas con relación al período enero-agosto del 2009. De esta forma, así como en los primeros ocho meses del 2009 se alcanzó el nivel de faena más elevado de los últimos 21 años por lo menos, en el mismo período del 2010 éste habría descendido al decimosexto lugar.

La participación de las hembras en la faena total, un indicador relevante para entender en qué fase del ciclo ganadero nos encontramos, se ubicó en 43,7% en agosto. Éste es un guarismo sustancialmente inferior al observado en igual mes de los tres ejercicios previos y podría estar indicando el comienzo de una nueva fase de retención de vientres para recomponer stocks.

Hay que tener en cuenta que en el cuatrimestre mayo-agosto las hembras explicaron sólo 43,3% de la faena total, cuando en iguales lapsos del 2007, el 2008 y el 2009 habían hecho lo propio en 48,2%, 49,6% y 50,5%, respectivamente. Si se toman los primeros ocho meses del año, la participación descendió a 45% del total luego de haber marcado un récord de 49,7% en enero-agosto del 2009.

Respecto de la producción de carne vacuna, en agosto se habrían obtenido 219.000 tn res con hueso (tn r/c/h). En términos mensuales esto implicaría una baja de 2,4% y una retracción de 25,7% en la comparación anual.

El hecho de que la producción haya disminuido menos que la faena total es el resultado de la recuperación del peso promedio de los animales faenados (+6,6% anual).

En tanto, en el acumulado de los primeros ocho meses del año el volumen de carne producida habría alcanzado a 1,744 millones de tn r/c/h, con lo cual habría quedado 22,3% por debajo del mismo lapso del 2009. En total la producción habría retrocedido en 500.000 tn r/c/h entre enero-agosto del 2009 y similar lapso del 2010.

 

CONSUMO INTERNO

En enero-agosto del 2010 la producción de carne vacuna habría disminuido 22,3% en términos interanuales, con una retracción de la oferta de 500.000 tn r/c/h.

El consumo interno absorbió 311.128 tn r/c/h menos (-16,9% anual) que en los primeros ocho meses del 2009. En tanto, el resto del ajuste vino por el lado de las exportaciones (-188.640 tn r/c/h; -46,9% anual), que a medida que avanza el año caen a mayor velocidad, producto de las restricciones establecidas a partir del segundo trimestre del corriente año.

De esta forma, hasta el momento el consumo interno explicó casi 62,3% de la retracción de la producción de carne vacuna entre los períodos analizados y el restante 37,7% fue por la baja en las exportaciones.

Para tener una mejor idea de la magnitud de la escasez de hacienda para faenar que provocaron la política antiganadera del gobierno nacional desde el 2006 en adelante y la grave sequía que afectó a las principales zonas productoras entre mediados del 2008 y del 2009, cabe señalar que aun cuando se hubieran reducido a cero las exportaciones cárnicas, en enero-agosto del 2010 igualmente el consumo interno hubiera caído a un ritmo de 5,3% anual (-97.470 tn r/c/h).

La combinación de una menor oferta de carne vacuna con un gradual (pero continuo) crecimiento de la población, se traduce en una significativa disminución del consumo por habitante. De acuerdo con estimaciones de Ciccra, en enero-agosto del 2010 el consumo per cápita de carne vacuna habría sido de 56,8 kg/año, luego de haber llegado a un nivel de 69 kg/año en enero-agosto del 2009 (- 17,7% anual).

 

Se acentúa la retención de vientres

Según los datos que registra el área de Gestión Estratégica de la Información de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca), la participación de hembras bovinas en la faena del mes de septiembre fue del 40,4%, lo que representa un 1,4 % menos que en agosto.

El descenso es el tercero consecutivo, mostrando una variación de 3,7 puntos porcentuales acumulados entre los meses de junio y septiembre.

Se trata del valor más bajo desde diciembre del 2005, cuando la faena de hembras había alcanzado sólo un 40,3 %.
Si se observan los números por cada clasificación, el descenso en vacas fue del 17,8 %, mientras que en vaquillonas y terneras la caída fue de un 2 %.

La participación en faena es el porcentaje representativo del género, hembra o macho,  sobre el total de animales faenados. El nivel crítico de retención/liquidación está situado en el 44% de participación. Por encima de este porcentaje, se considera liquidación de vientres y, por debajo, retención.

La creciente retención de hembras bovinas en condiciones de quedar preñadas por parte de los productores ganaderos es un indicio de que continúa la paulatina recuperación del stock de ganado bovino.

 

 


   
   
 
 
 
 
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