Días atrás en estas mismas páginas se detallaba cómo es que había evolucionado la deuda de las empresas frutícolas en estos últimos años.
Claramente se observaba que a partir del 2008, una de las mejores temporadas para la fruticultura regional, el sector comenzó a demandar mayores fondos al sistema producto de la suba de costos y los techos registrados en los ingresos.
"Está claro que la fruticultura cada año que pasa necesita más dólares para poner una caja de peras o manzanas en un barco o en cualquier mercado del exterior", intentó así dar algo de lógica a las estadísticas que muestran el crecimiento en el endeudamiento de la actividad.
La competitividad que generó la paridad cambiaria en el período 2003-2007 desapareció por completo para la fruticultura regional. La temporada 2008 permitió compensar estos desvíos sobre los costos por los excelentes precios conseguidos por la fruta en el exterior.
Pero con las cotizaciones internacionales de vuelta en sus promedios históricos, el período 2009-2010 volvió a golpear sobre la competitividad regional. Sin fondos suficientes para hacer frente al creciente gasto, los banco aparecen como una alternativa para alimentar las necesidades financieras del sector.
En un escenario donde los costos corren a las mismas tasas que en el resto de los competidores internacionales, la toma de deuda bancaria termina siendo una herramienta clave para el desarrollo de una actividad.
El problema está cuando la toma de fondos solicitados al sistema financiero se utiliza para cubrir exclusivamente los aumentos de costos internos para poder poner una caja de peras o manzanas en las góndolas. Se ingresa así en un círculo vicioso que termina afectando todo el sistema. "Se termina trabajando para pagar a los bancos", resumió la fuente consultada al reflexionar sobre este problema.
Las deudas bancarias de las principales empresas para tres de los segmentos de la actividad (exportadoras, industria de concentrado y comercio de agroquímicos) totalizaron al cierre de abril del corriente los 274,6 millones de pesos. La cifra refleja un crecimiento del orden del 30% en relación al mismo período del año pasado y del 130% cuando se la compara con mayo del 2008.
Estos pasivos son sólo los que se registran en el sistema bancario de nuestro país. Es decir: en este valor no se computan ni los pasivos que puedan llegar a tener las frutícolas con entidades del exterior ni las deudas que mantienen las empresas con sus proveedores.
El sector exportador de fruta fresca (tomando las 15 firmas más importantes) es el que concentra el 92% del total de esta deuda, mientras que la industria de jugos participa sólo del 7% y algo más del 1% corresponde a deudas del comercio de agroquímicos.
Para muchos analistas, el actual contexto que sufren las economías regionales es similar al de fines de los 90.
En aquel entonces el corset generado por la paridad cambiaria complicó la competitividad de las empresas, que tuvieron que salir a solicitar créditos para poder compensar sus desvíos presupuestarios.
El fin de esta historia es por todos conocida: una docena de importantes firmas ligadas a la actividad frutícola presentaron su concurso preventivo para poder continuar dentro del sistema.
Funcionarios del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que pidieron el anonimato al momento de la entrevista, aseguran que para llegar a un escenario de deuda similar al de fines de la década del 90 "falta... y mucho". Señalan que "estamos en un escenario más parecido al período 96-98, donde las empresas ingresaban al sistema financiero para solicitar créditos".
Independientemente del momento histórico en el que se encuentran hoy las firmas de la región, está claro que se observa un cambio de tendencia en la toma de créditos para la actividad, en un contexto de costos internos en alza (superior al 100% en dólares en las últimas cuatro temporadas) y precios relativamente estables sobre el producto que se comercializa en el exterior.
Los primeros coletazos ya se observan en la región: la firma Transmarítima Cruz del Sud ingresó días atrás en concurso preventivo por no poder hacer frente a sus compromisos de deuda (ver más información en página 4).
Los bancos
"Seguramente, para la próxima temporada, los bancos comenzarán a trabajar para definir nuevas calificaciones a la hora otorgar créditos en el Valle", sentenció la fuente del BCRA.
Es que el ambiente no es el mejor. Los cheques rechazados en el sistema crecen a tasas importantes, aumentaron los pedidos de ampliación de descubierto en las cuentas bancarias y se observa un importante problema de iliquidez en el sistema (se habla de un faltante de unos 170 millones de dólares en esta temporada).
Cuando se analizan las estadísticas oficiales sobre la deuda bancaria de las principales frutícola de la región, al 30 de abril de 2010, se determina que el Banco Patagonia es hoy el que concentra el 23% de la oferta total del crédito distribuido en el sistema.
En el mismo mes del año pasado, la participación, sobre el total de créditos de esta entidad alcanzaba el 42%. ¿A qué se debe esta reposición en el mercado? La segunda entidad en importancia es el Galicia, seguida por HSBC.
La fruticultura regional ingresa en una nueva etapa.
Será clave, para salir de la misma, volver a precios relativos que permitan dar competitividad a todo el sistema.
Un escenario preocupante
Está claro que el escenario por el que atraviesa la actividad frutícola no es crítico pero sí preocupante.
Para un sector que mueve anualmente un promedio de alrededor de 500 millones de dólares, tanto en la comercialización de fresco como industria, pasivos estimados que no llegan a los 100 millones de pesos (se incluye en esta cifra proveedores y deuda externa), de los cuales gran parte de ellos son prefinanciaciones de exportaciones, no son una señal de alarma para ciertas actividades.
Pero a esta "foto" hay que agregarle la "película" que se proyecta sobre la fruticultura valletana.
Para la próxima temporada -computando un aumento promedio de costos entre el 15 y 20%-, una caja de peras o manzanas tendrá un costo para llevarla al puerto del orden de los 18 dólares. Para poder compatibilizar estos costos, muchas de las empresas tendrán que salir al mercado a tomar créditos. La pregunta sería entonces: ¿los precios en góndola convalidarán estos precios FOB?
Las respuestas están divididas. Para algunos analistas, las mermas en producción en el hemisferio norte presionarán sobre los precios de la fruta y esto generaría mayores retornos para la región.
Los más escépticos aseguran que 18 dólares FOB para una caja de manzanas es un precio incompatible con las cotizaciones de referencia que muestran nuestros competidores (Chile, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Brasil, entre otros) y, con los actuales costos que manejamos, no hay merma de cosecha que pueda compensarlos.
La temporada que se avecina no comenzará de la mejor forma.
Muchos productores se encuentran en una situación muy complicada por la falta de ingresos que muestran sus explotaciones. Las empresas parecen no poder dar respuesta a esta situación. Aseguran que las liquidaciones se manejarán en los mismos niveles del año pasado, un valor que, para los chacareros, ni siquiera alcanza a cubrir los costos de su producción.