La incipiente caída que muestran los precios de la hacienda liviana tiene más que ver con una retracción del consumo que con el aumento de la oferta, escribió en una reciente columna de opinión el especialista en el mercado de ganado y carnes Ignacio Iriarte.
Según el experto, tanto la debilidad del mercado como la incipiente tendencia a la baja de los precios de algunas categorías de hacienda tienen hoy más que ver con una demanda más retraída que con un aumento de la oferta ganadera.
Mientras tanto, los feedlots, en general, descreen de los datos oficiales que marcan que a marzo había ya 1,6 millones de cabezas encerradas. Tanto grandes operadores como asesores y vendedores de insumos coinciden en que los corrales están hoy al 60-65% de su capacidad, bien por debajo del año pasado para estos meses.
Pero también todos coinciden en que hay una gran cantidad de hacienda encerrada en estancia o en pequeños feedlots caseros.
El tan temido aumento estacional de la oferta se está demorando, pero en algún momento tendrá que aparecer, porque si bien hay menos hacienda que el año pasado, a favor de la extraordinaria relación carne/grano hay mucha hacienda encerrada o suplementada.
Las recientes bajas en el precio del novillo y del ganado liviano han empezado a preocupar a todos aquellos que han entrado a los corrales en los últimos dos meses pagando un ternero 8 pesos por kilo (en algunos casos más gastos) y que hoy están pagando por alimentar a esos animales 600-700 pesos la tonelada de materia seca. Para estos operadores aparecerían pérdidas si el precio del gordo baja de los 6,50-6,70 pesos por kilo (neto de gastos). El feedlot ve con preocupación las bajas actuales del liviano, porque se anticipan a las que, se descartaba, se iban a dar en julio-noviembre, momento del año en que por razones estacionales aparece proveniente del campo (suplementado) y de los encierros a corral una mayor cantidad de ganado gordo liviano.
Este año hay menos hacienda, porque hay menos stock y porque el destete es dos millones de cabezas menor respecto del año anterior; pero los precios del ganado y de la carne han subido mucho, la demanda ha comenzado a aflojar antes de tiempo y se descuenta que, cuando esa oferta ganadera acumulada comience a aparecer, los precios cederán en forma adicional a lo que ya lo han hecho.
En resumen. Hay menos hacienda, a campo o a corral, para salir gorda en los próximos meses que el año pasado. Pero gran parte de la demanda, desde los matarifes hasta los propios consumidores, están esperando cualquier aumento adicional de la oferta para imponer bajas en el precio del gordo, que les permitan comenzar a recuperar los márgenes perdidos.