Los industriales viñateros chilenos estimaron en 430 millones de dólares las pérdidas que ocasionó el terremoto ocurrido a finales de febrero pasado.
El balance final realizado por el sector vitivinícola trasandino da cuenta de que se perdió un total de 125 millones de litros por roturas de barricas y tanques de acero en los que tenían almacenados los caldos para su comercialización. La estimación monetaria por el volumen de vino derramado se fijó en 250 millones de dólares.
A este cálculo deben sumarse otros 160 millones de dólares que deberán desembolsar los viñateros para reponer el producto desechado y cubrir los daños de infraestructura.
Según explicó el presidente de Vinos de Chile, René Merino, esta cifra no tendrá un impacto significativo en la industria, "ya que la gran mayoría de las viñas cuentan con seguros".
Los cálculos preliminares que se habían hecho en caliente, apenas unos días después del terremoto que afectó la zona central de Chile, indicaban que las pérdidas para el sector habían sido de 600 millones de dólares, algo que quedó descartado luego de un examen más exhaustivo.
Merino indicó que más del "90% de la industria saldrá bien parada de esto. No obstante, habrá un porcentaje menor que tendrá problemas, porque no tuvo la precaución ante las contingencias". En el balance, dijo el empresario, aún no están estimados los daños producidos en las oficinas comerciales de las distintas empresas y en el área turística de las viñas.
Las pérdidas representan casi el 13% de la producción del año pasado (unos 250 millones de dólares) según el grupo Vinos de Chile.
Hay posiciones encontradas sobre el impacto que causarán los daños sufridos por la industria en el comercio internacional.
Algunos consideran "inevitable" un impacto en el precio del vino, llevándolo a valores bastante superiores a los actuales. Otros, en tanto, sostienen que no deberían verse afectados los precios globales del producto, ya que la participación chilena en el mercado global no es tan grande como para que cause escasez.