Con una superficie cultivada de alrededor de 8.000 a 9.000 hectáreas que provee a un grupo de menos de diez grandes empresas agroindustriales radicadas principalmente en Mendoza y San Juan y unas 40 pequeñas industrias, la producción de tomate pera para industria ha evolucionado en los últimos años al impulso de las mejoras genéticas en la semilla, el cultivo bajo riego y la cosecha mecánica.
De dicha superficie Mendoza y San Juan ocupan 4.500, Río Negro 1.600 y el NOA 1.400. Las plantas industriales están repartidas en dichas provincias y en Santiago del Estero y Salta.
En el 2009 hubo una producción de 470.000 toneladas en 8.500 hectáreas cultivadas, estimándose para este año una producción de 400.000 toneladas.
La mayor parte de la producción se destina al mercado interno y la exportación principal es de tomate pelado; en el 2008 se exportaron 10.000 toneladas por un valor de 7 millones de dólares.
El sector primario se caracterizó por las limitaciones de calidad de la materia prima y la discontinuidad en el abastecimiento industrial.
En la década del 90 se produjo un proceso de importación de derivados de tomate que alcanzó al 30% de la producción local. Hacia fines de los 90 se produjo una incorporación de tecnología en el cultivo y un mejoramiento en la cadena agroindustrial. Simultáneamente se realizó una concentración de las empresas agroindustriales de gran escala.
En 1999 la producción alcanzaba las 100.000 toneladas. Nuestros principales mercados de exportación eran Brasil y Chile.
La industria
La capacidad instalada para el procesado del tomate es de unas 750.000 toneladas, de las cuales Mendoza tendría 500.000 y San Juan 80.000.
En la provincia de Mendoza se localizan 33 plantas industriales, seis en Río Negro, tres en San Juan, tres en Catamarca, dos en Santiago del Estero y una en Salta.
Las principales empresas son CICA (Unilever), La Campagnola (ex Benvenuto), Molto (grupo Cartellone), Frutos de Cuyo (Arcor), Canale (Socma) y Patagonia Argentina (Parmalat), un sector también dominado por grupos externos como en gran parte de la agroindustria alimenticia.
Los principales productos industrializados son el puré de tomate (34%), pulpas, tomate pelado entero (38%), extractos (7%) y salsas (18%) y un 4% corresponde a otros subproductos.
En el mercado existen 122 productos derivados del tomate industrial: más de 90 son conservas, 25 condimentos y el resto, sopas.
El consumo interno de tomate industrializado alcanza poco más de 4 kg/habitante/año.
La exportación -según la última información disponible- no supera el 2% de la producción y se trata de tomates enteros en lata, jugos, extractos y salsas. En el 2008 se exportaron 10.000 toneladas de tomate pelado por un valor de 7 millones de dólares. También se importa tomate entero en lata, así como extractos, salsas y jugos.
El Programa TOMATE 2000
Alrededor de 1996 se formó el Grupo Tomate 2000, con base en el INTA La Consulta de Mendoza, integrado por grandes productores y las principales empresas agroindustriales. Surgió a partir de la necesidad de superar las debilidades del sector, principalmente los bajos rendimientos unitarios de la producción, los altos costos de la mano de obra, la escasa o incorrecta aplicación de tecnología y los permanentes riesgos climáticos.
Se unieron al programa proveedores de insumos y semilleros, que aportan los avances genéticos para obtener frutos adaptados a las distintas regiones, de alto rendimiento y con los contenidos sólidos que demanda la industria, que también se sumó al programa que cada año realiza un día de campo en Mendoza.
Ensayos de riego por goteo y uso de enmiendas orgánicas
El 18 de febrero pasado se celebró el día de campo anual que realiza el Programa Tomate Industria 2000 desde hace 17 años en el INTA La Consulta de Mendoza.
En esta tradicional jornada de transferencia de tecnología a técnicos, productores y procesadores de tomate industria de la región, organizada por la EEA La Consulta INTA y la Asociación Tomate 2000, se expusieron los ensayos referidos al riego por goteo, el uso de enmiendas orgánicas y los ajustes en el manejo del cultivo para adaptarse a las labores mecanizadas.
A partir de ensayos de la temporada anterior se recomendó incorporar la materia orgánica a manto, dado que el uso de guano en banda presentó toxicidad (supervivencia del 18% de las plantas a 15 toneladas de estiércol por hectárea, a 7 días de trasplante). Respecto del riego por goteo, en esta campaña se hizo foco en las distintas alternativas de cintas de riego y equipos móviles. El uso de cintas resulta más económico que el de mangueras rígidas. Se practicaron riegos con cintas enterradas, por superficie y levantadas por encima de la planta. Para amortizar la inversión en este tipo de riego se probó la reutilización de la cinta enterrada, con resultados positivos, ya que no se detectaron hongos ni hubo bloqueo de los goteros.
El costo de la instalación de riego por goteo es de aproximadamente 2.500 dólares por hectárea, inversión que se amortiza al año.