Luego de un largo período en el que los productores bovinos tuvieron que liquidar su hacienda por la falta de pasturas y sufrir la política regulatoria del gobierno sobre las exportaciones y el mercado interno, finalmente apareció una bocanada de aire fresco para el sector.
La buena noticia asomó por el lado de los precios, con un incremento sustancial en los valores que consiguen los ganaderos por sus ventas.
En los últimos días el precio de la hacienda en general mostró aumentos notorios en el kilo vivo debido a la escasez de animales en condiciones de ser comercializados. Esta falta de oferta activó una demanda que pugna por conseguir los pocos animales que quedan en la plaza, lo que naturalmente elevó los precios de comercialización.
Dentro de las categorías negociadas fue notorio el incremento de valores que se dio en los terneros, uno de los rubros que mayor incidencia tienen entre los productores que operan en la región.
Históricamente, el valor del kilo vivo de un ternero alcanzó un tope de 1,30 dólares. Pero ese techo fue quedando atrás en los primeros días de este año hasta ubicarse en la última semana en 1,70 dólares por kilo en el mercado de Liniers, el valor en dólares más alto desde 1990 hasta la fecha.
La escasez de cabezas para la venta es atribuida a varios factores, según analistas del mercado cárnico. En primer lugar, al retraso en el pago de los subsidios oficiales a los feed lots, los que prácticamente liquidaron el stock disponible.
Otro factor cuya incidencia resulta fundamental en la actual coyuntura es la existencia de lluvias abundantes en importantes zonas de cría. Esta situación llevó a que mejorara la producción de pasturas e incentivó a los productores a retener el ganado para que ganara peso, algo que fue criticado por la presidenta Cristina Fernández.
Para este año se espera una menor exportación de carne vacuna -se estima un volumen de entre 400 y 500.000 toneladas- pero esto será compensado por un aumento del precio FOB de entre un 15 y un 30%.
Un dato a tener en cuenta y que también incide en el incremento del precio de la hacienda es que en la actualidad la industria frigorífica posee una capacidad instalada para faenar 16 millones de cabezas, mientras que la oferta está representada por una cifra no mayor a los 12 millones de cabezas.
La lucha que se planteará por la escasa hacienda disponible generará presiones sobre la demanda e impulsará aún más los precios.
Las últimas estadísticas detallan que el consumo per cápita de carne vacuna en la Argentina alcanzó los 73 kilos por año, un valor que difícilmente podía ser sostenido en el tiempo.
Desde el gobierno nacional amenazan con tomar nuevas medidas para liberar carne al mercado de modo que los precios vuelvan a los valores de diciembre pasado.
La mayoría de los analistas del sector asegura que pueden existir reacomodamientos a la baja en el precio del kilo vivo en el mediano plazo y otros auguran una suba mayor que la actual, pero pocos son los que apuestan a que las cotizaciones de terneros vuelvan al promedio de 3,50 pesos por kilo.
(Redacción Central)