n busca de solucionar el problema mundial y disminuir las emisiones de los gases que producen el calentamiento global se estableció el Protocolo de Kyoto, por el cual la mayoría de los países desarrollados se comprometieron a reducir, entre el 2008 y el 2012, el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero con respecto a las medidas en 1990 (EE. UU. se negó a ratificarlo en febrero del 2005).
Entre las actividades convenidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y capturar carbono de la atmósfera, están los Certificados de Reducción de Emisiones (CER), también llamados informalmente bonos de carbono o bonos verdes.
Estos bonos permiten que países con compromisos cuantitativos de reducciones realicen inversiones en otros países que ratificaron el Protocolo, pero que no tienen compromisos cuantificables (como la Argentina). La disminución de emisiones se mide en toneladas de CO2 equivalente.
Este accionar supone que los gases del efecto invernadero se mezclan en la atmósfera, por lo tanto no importa dónde se reduzcan las emisiones. Así, pue-den acreditar tales disminuciones y considerarlas como realizadas en su territorio.
Los proyectos que pueden ser sujetos de una certificación son, por ejemplo, la generación de energía renovable, el mejoramiento de la eficiencia energética de los procesos y la forestación.
"Hoy, en la Argentina, hay 15 proyectos aprobados por la Junta Ejecutiva del MDL, organismo encargado de emitir los CER", señaló Hernán Satorre, coordinador del proyecto Bonos de Carbono del Movimiento CREA. "Dos de estos proyectos fueron desarrollados por compañías agroindustriales", agrega. El primero es un emprendimiento de Aceitera General Deheza para la generación de electricidad a través de una caldera alimentada con cáscaras de oleaginosas en vez de combustibles fósiles. Este proyecto, llevado a cabo en Córdoba, fue registrado en abril del 2008. Los principales combustibles usados fueron cáscaras de maní (65-70%) y de girasol (30-35%). La generación eléctrica alimentará parte de la demanda de la planta de producción de aceite. Con este proyecto, se producirá una reducción de emisiones de 27.893 tn de CO2/año.
El otro caso argentino es de las plantas de faena de Granja Tres Arroyos ubicadas en Concepción del Uruguay (Entre Ríos) y Capitán Sarmiento (Buenos Aires). Este proyecto trabaja sobre el manejo de efluentes y fue aprobado en abril del 2008. Las reducciones de emisiones se obtienen al abolir la generación de metano, a partir de la materia orgánica biogénica contenida en los efluentes, en lagunas aeróbicas. Con una faena diaria de 320.000 aves entre las dos plantas y un caudal efluente de 7.700 m3/día, lograron reducir 24.782 tn de CO2/año.
Para acceder al mercado de CER, los proyectos deben tener una cierta escala para ser viables. Esto limita a muchas empresas agropecuarias de menor envergadura. Sin embargo, las pequeñas y medianas compañías también pueden ingresar con una modalidad especial, mediante la cual pequeñas reducciones pueden participar como un proyecto conjunto para ser más atractivas en el nivel internacional.