Con el objetivo de mostrar los avances e incentivar a profesionales, técnicos y productores, incrementar los recursos forrajeros y realizar otro aporte a la lucha contra la desertificación, se realizaron en Comallo las Segundas Jornadas de Recuperación de Mallines.
Las mismas tuvieron lugar entre el 10 y el 12 de noviembre en el campo experimental del INTA, en Pilcaniyeu, y en el establecimiento ganadero Rayhuau de la familia Martínez y fueron organizadas por el municipio de Comallo, INTA, GEF, ley Ovina, DPA y Ente de Desarrollo de la Región Sur.
El propósito fue bajarles información a los técnicos, estudiantes y profesionales sobre el tema y realizar una jornada de expodinámica a campo para mostrar nuevas tecnologías en la realización de obras de irrigación.
Las jornadas tuvieron una muy buena respuesta de los participantes, quienes superaron los 120 inscriptos que llegaron a Comallo desde distintos puntos no sólo de Río Negro, sino de provincias vecinas, colmando las expectativas de los organizadores.
Los mallines representan entre el 30 y 40% de la capacidad forrajera de los campos en la Patagonia. Son ambientes típicos que ocupan proporciones variables de hasta el 8% de la superficie de los predios.
El mal manejo de los campos, el sobrepastoreo y las condiciones meteorológicas han contribuido durante un largo tiempo en la degradación de estos espacios que concentran la mayor capacidad forrajera.
Impacto en la producción
Este proceso paulatino, constante y vigente posee un alto impacto productivo y ecológico y ha sido uno de los factores con más incidencia directa en la importante reducción de las existencias ovinas en la Patagonia durante las últimas décadas.
Ante esta situación, desde hace algunos años a través de la ley Ovina, junto con organismos vinculados con el tema, se viene trabajando en la Región Sur rionegrina en la recuperación de mallines mediante obras de irrigación, manejo adecuado del agua, resiembra de pasturas, la implementación de un sistema de pastoreo diferencial y la instalación de una infraestructura mínima de potreros y cuadros para ordenar el manejo del pastoreo.
Debido a los buenos resultados obtenidos, se busca intensificar este tipo de trabajos en distintas zonas de las provincias.
"Estamos todos comprometidos, los organismos, los técnicos y los productores en estos trabajos. El productor tiene mucho potencial y ve los avances y eso hace que se comprometa cada vez más porque además le representa mejorar su productividad. Es muy importante ver a tanta gente joven interesada en este tema", señaló el coordinador provincial de la ley Ovina, Edgardo Tejeda.
En este sentido, agregó que el objetivo de la ley Ovina es poder llegar a todos los productores con créditos o aportes no reintegrables para que puedan mejorar la situación de sus campos y, en consecuencia, su calidad de vida.
La recuperación de mallines tiene que ver con el manejo del mismo. Es decir, poder determinar cuánto forraje produce y cuántos animales puede soportar. Muchas veces, con pocas correcciones o inversiones mínimas se puede mejorar sustancialmente un mallín. En promedio, en la Región Sur rionegrina los campos tienen una receptividad de una oveja cada tres hectáreas. Un mallín recuperado llega a tener una receptividad de entre 8 y 10 ovejas por hectárea. Inclusive este número se puede incrementar si se hace un manejo rotativo del mismo, con pastoreos y descansos.
En algunos casos se requiere realizar algunas obras para mejorar estos espacios, como cercos perimetrales, manejo del agua o intersiembras de distintas especies, cuyo costo ronda entre 500 y 600 pesos la hectárea. "Son inversiones que tienen un resultado muy rápido. Los beneficios son importantes porque se produce una cantidad de forraje excedente y en tres o cuatro años se recupera la inversión. Hay que tener en cuenta que una oveja bien comida produce más carne, más lana, tiene mayor tasa de destete", señaló el ingeniero Guillermo Becker.
JOSÉ MELLADO