Poco amistoso. El trato que le dispensó el intendente de Patagones, Ricardo Curetti, al titular de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, y su comitiva en su visita a Stroeder fue calificado por varios productores de la localidad como un bochorno. Es que Curetti movió influencias y el salón comprometido para la reunión de Buzzi con los productores, en donde se iba a tratar la problemática ganadera, finalmente no fue cedido.
Luego decidieron juntarse en la plaza de Stroeder, pero allí el personal municipal no habilitó el uso de la energía para los altoparlantes. "Son órdenes", dijeron los empleados del municipio.
Finalmente apareció un salón disponible, el del club San Lorenzo, y la reunión a la que asistieron unos 300 productores se concretó.
Sin coronita. Trascendió esta semana que un ministro de la gestión Saiz sufrió también un ajuste sobre las liquidaciones de su fruta en esta temporada. Según se supo, el flamante funcionario habría entregado la pera a una importante empresa multinacional con un contrato firmado por kilo de fruta a un valor fijo. Pero la crisis pareciera que no discrimina. Los mercados no habrían respondido y le cayo el ajuste como a cualquier "hijo de vecino". Pese a existir un contrato de por medio, la firma exportadora le hizo un ajuste promedio del 30% sobre los valores pactados. En los pasillos de la Casa de Gobierno, en Viedma, se lo escuchó en más de una oportunidad comentar el hecho en forma indignada.