Cada vez hay menos ovejas negras, al menos eso es lo que está ocurriendo en el archipiélago escocés de St. Kilda, según informa el científico Shane Maloney de la Universidad de Western Australia en la revista especializada "Biology Letters" de la Royal Society.
Desde 1985 hasta el 2005 se ha reducido de forma constante el número de ovejas de color oscuro de la raza Soay, una tendencia que los expertos creen que se debe al calentamiento global.
En la revista "Science" investigadores británicos ya habían publicado a principios de julio que las ovejas Soay son cada vez más pequeñas a causa del cambio climático.
Los dos resultados están vinculados, ya que normalmente los animales oscuros son más grandes que los claros, algo que tiene sentido ya que en regiones frías como St. Kilda de ese modo es más favorable la relación entre el volumen y la superficie corporal que emite calor, según el equipo de Maloney.
Además, las ovejas de lana oscura se calientan más rápido con el sol. Ser más pequeñas tiene en cambio otra ventaja: hacen falta menos alimentos.
Con el cambio climático los elementos positivos de ambas características se invirtieron. Como los inviernos son menos fríos, es menos necesario captar el calor del sol con una piel oscura y pierde su sentido el ser más grande.
El pasto sigue creciendo sólo un par de meses al año, por lo que los animales pequeños y claros tienen ventaja, según los científicos.
Ya se observó en otros animales del Hemisferio Norte que el cuerpo se reduce de tamaño, y es probable que ocurra lo mismo con la piel de color oscuro.
Para las ovejas Soay la reducción de tamaño es muy útil porque viven solas desde hace mil años en las islas, donde hay sólo una cantidad limitada de pasto.
Pero pese a esta ventaja para las más pequeñas, hasta ahora incluso en los años de mayor hambruna sobrevivían las ovejas oscuras y más grandes.
Antes del cambio climático era al parecer más importante para sobrevivir el captar el calor del sol que alimentarse con abundante cantidad de pasto.