er la copa medio llena cuando la mirada es optimista o medio vacía cuando el pesimismo domina la escena es una frase que calza a la perfección para explicar el presente de la vitivinicultura nacional. Transcurrido el primer cuatrimestre del año, la comercialización total de vinos experimentó una baja del 12% en comparación con lo ocurrido en igual período de la campaña anterior. En lo que va de esta temporada se vendieron 3,9 millones de hectolitros por todo concepto, esto es a los mercados externo e interno en conjunto, cuando en el 2008 a esta altura de la temporada se habían colocado más de 4,4 millones de hectolitros.
En la comparación interanual, las ventas de enero a abril de este año fueron menores en todos los rubros que integran la canasta vínica, excepto varietales y productos gasificados.
Los vinos sin mención varietal cayeron un 16,5% en volumen respecto del año pasado, mientras que los espumosos y los frisantes registraron una disminución en sus ventas del 20 y del 56% respectivamente.
Los vinos varietales, en tanto, subieron 1,1% en su comparación interanual y los gasificados crecieron 2,3%.
Si el análisis se realiza separando aguas entre exportaciones y despachos al mercado interno, las cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Vitivinicultura indican que en el primer cuatrimestre de este año se exportaron 885.650 hectolitros contra 1,2 millones del año anterior. Esto muestra una fuerte caída del 31,1% en las ventas externas, sin dudas un dato poco alentador para el sector.
Una vez más el rubro que zafó en esta debacle generalizada fue el de las exportaciones de vinos varietales que, con 552.768 hectolitros colocados en el cuatrimestre, crecieron 7,3%. Los ingresos por este concepto alcanzaron los 269 millones de dólares en el cuatrimestre, siendo el principal destino Estados Unidos, cuyas compras alcanzaron los 90 millones de dólares, seguido por Canadá, con 40,6 millones.
Por su parte, los despachos al mercado interno totalizaron algo más de 3 millones de hectolitros, con una merma del 4,7% respecto de las salidas del año pasado.
La mayoría de los exportadores ha coincidido en que esta crisis de la economía global se ha presentado como una excelente oportunidad para colocar la producción en mercados que se han visto obligados a bajar sus gastos pero que no están dispuestos a resignar calidad. Es por ello que el vino argentino, particularmente los varietales embotellados, ofrecen en este renglón una ecuación perfecta entre precio y calidad, una variable que los hace mantenerse en la superficie mientras otros productos vínicos se hunden en un mar de incertidumbre.
(Redacción Central)