Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) le puso número a la crisis ganadera, con la presentación de un reciente informe que arrojó datos preocupantes sobre la situación del sector. Concretamente, el estudio indica que el país perdió en estos últimos tres años, por malas políticas para el agro, 14.536 millones de pesos.
El trabajo, realizado por el ingeniero agrónomo Néstor Roulet y el licenciado Juan Cruz Rey Kelly, llegó a ese valor de quebranto en la cadena cárnica sumando tres conceptos. El primero, la pérdida de producción de carne de la categoría machos, que dejó una merma monetaria de 5.792 millones de pesos. Luego se situó la pérdida por la faena de futuras madres, con un costo de 6.242 millones de pesos, y por último las atribuidas al menor destete, por 2.502 millones de pesos.
"La cantidad de terneros que dejó de producir el país desde el 2006 es de 4.171.416 cabezas. Si evaluamos la pérdida de carne por no tener estos terneros, el país perdió de producir -a 180 kg de carne que hubieran producido si eran sometidos a un proceso de engorde- 750.854.880 kilogramos de carne, que a 200 gramos por habitante habrían alcanzado para alimentar a otras 10.285.683 de personas durante un año", sostienen los autores del estudio.
"Para que un país tenga la posibilidad de crecer en ganadería es fundamental que la carne producida provenga de la faena de la categoría de machos (novillo, novillitos y terneros) y del 20% de las vacas de rechazo del rodeo de madres. De esta manera, la categoría de futuras madres (vaquillonas y terneras) quedaría para cubrir la reposición -el 20% de vacas de rechazo- y el sobrante daría la posibilidad de crecimiento en madres" y por lo tanto de la ampliación del stock ganadero total, explica el trabajo.
Según CRA, el origen de esta situación está en las medidas oficiales. "La política instrumentada por el gobierno, que comenzó con la imposición del peso mínimo de faena en noviembre del 2005, el control de las exportaciones desde marzo del 2006 y la constante intervención del mercado interno generaron una merma pronunciada en la producción de carne proveniente de la categoría de machos -al desalentar la producción de novillo pesado e incentivar el novillo liviano- y la faltante tuvo que ser cubierta por un aumento de la faena de hembras", se indicó.
Por último, el informe sostiene que con este escenario "a partir del 2011 la Argentina deberá importar carne".