BRASIL (AP).- Parado frente a su plantación de soja, Antonio Gallego contempla cómo sus peones recogen una cosecha de plantas que crecieron apenas 20 centímetros, en lugar de los dos metros de rutina, como consecuencia de una sequía. Esto, combinado con la crisis financiera mundial, implica que perderá 100 dólares por hectárea en la cosecha del 2009.

"Este año será de pérdidas totales y el futuro luce muy incierto", declaró Gallego, quien tiene 43 años y es hijo de uno de los primeros agricultores que se radicaron en este rincón poco desarrollado del Brasil hace algunas décadas. "No puedo aumentar la zona de cultivos porque no hay crédito. Y si la reduzco, no puedo pagar las cuentas´´, se lamentó.

A comienzos del año pasado, los altos precios del petróleo, bajas reservas de alimentos y creciente demanda en los países en desarrollo hicieron elevar los precios a las nubes. Como toda nación agrícola-ganadera, Brasil aumentó su producción y obtuvo enormes ganancias a medida que subían los precios de la soja y otros productos primarios.

Pero ahora el mal tiempo y la crisis económica global pusieron a esta nación de rodillas.

Los productos de granos y ganado se desmoronaron, lo que, combinado con una sensible baja en las órdenes de mineral de hierro, acero y automóviles, amenaza con provocar una recesión.

En este pueblo sin semáforos, los agricultores dicen que están perdiendo dinero con sus cosechas, que son entre un 20% y un 60% más bajas que de costumbre. Se espera que generen 57 millones de toneladas métricas, comparadas con los 61 millones del año pasado. Las exportaciones de carne entre enero y febrero llegaron a las 171 toneladas métricas, lo que representa una disminución grande en relación con las 230 millones de toneladas exportadas en el mismo período en el 2008.

El precio de la leche bajó de 27 a 22 centavos el litro. Mientras que los economistas pronostican que este año no habrá crecimiento en el Brasil e incluso que la economía se contraerá, el gobierno de Lula dijo en marzo que habrá un crecimiento del 2%. Posteriormente redujeron sus expectativas al 1,2%.