El yuyo es el problema. El gobierno le abrió la puerta al campo para restablecer el diálogo y llegar así a las elecciones de octubre sin el desgaste que significa tener el frente agropecuario abierto. Pero no computó que iban por todo. Giorgi insinuó tender una mano haciendo algunos anuncios que no conformaron. El campo quiere golpear el corazón de la caja del Ejecutivo. Está presionando para comenzar a liberar las retenciones que hoy se aplican al complejo oleaginoso, que representan para el fisco alrededor de 15.000 millones de pesos anuales. El gobierno asegura que no cederá en este punto y todo indica que no se llegará a octubre con el país pacificado.