El gobierno analiza nacionalizar el comercio exterior de granos y carnes.
Según los primeros trascendidos, la ONCCA, además de repartir hoy los subsidios al sector agropecuario, sería el brazo ejecutor de este esquema.
La amenaza oficial se hace oír por la creciente presión que ejerce el campo en aras de la eliminación de las retenciones y por el acopio de granos que impide hacer "caja" a la administración K en un año electoral clave para el matrimonio presidencial.
Insólito. La historia de la aplicación de este tipo de políticas nos remonta a la década del '30 del siglo pasado, con la primera intervención del gobierno en el comercio exterior, y a los '50, con el auge del IAPI en el manejo de las compras y ventas de productos agropecuarios al exterior. El gobierno quiere volver a poner en marcha las reglas del comercio del siglo pasado. No es exagerado pensar que logrará los resultados de entonces en esta nueva intifada contra la producción.
La nacionalización del comercio exterior de productos agropecuarios significa la compra compulsiva por parte del gobierno a los productores con el "costo Moreno"; esa producción se vende al mercado interno con el "precio Moreno" y lo que sobra se destina al mercado de la exportación. Es decir, nace una trading estatal que pone precios de compra y venta en el mercado interno y juega a ganar plata con los remanentes exportables. El "sueño del pibe" para el secretario de Comercio Interior y su compañero de ruta Ricardo Echegaray.
El campo hoy tiene almacenados entre 3.000 y 5.000 millones de dólares de producción que no está en condiciones de vender por alguna causa determinada por la realidad de cada productor. Esto afecta la "caja" K a raíz de los menores ingresos que se obtienen vía retenciones a las exportaciones.
Si se produce la nacionalización -parcial o total- del comercio agropecuario, el gobierno dispondrá de un control sobre el dólar y las potenciales utilidades que se generen en el sector. Y esto marcaría una diferencia importante con respecto a la actualidad: no necesitaría comprometer reservas del Banco Central para ejercer su intervención en el mercado y subir o bajar la divisa.
Para la cadena agropecuaria, con este escenario la discusión por las retenciones se volvió totalmente extemporánea.
Mientras las "palomas" mantienen una relación formal con la Mesa de Enlace, los "halcones", el sector que tiene el poder real en esta tortuosa relación que mantiene el gobierno con el campo, siguen trabajando contrarreloj para dar alternativas de recaudación al gobierno.
JAVIER LOJO