Las lluvias caídas en los últimos días en las distintas zonas productivas mejoraron el estado de los cultivos de soja de esta campaña, aunque no alcanzaron para modificar las bajas proyecciones de cosecha anual de la oleaginosa, que caería entre 11 y 12 millones de toneladas respecto del ciclo anterior.
Las estimaciones más optimistas a esta altura de la campaña ubican la actual cosecha en una cifra cercana a los 37 (mill./tn), en tanto se mantengan favorables las condiciones climáticas.
Las lluvias recientes tuvieron dos efectos favorables: completaron coberturas postergadas por la sequía en las provincias del nordeste del país y posibilitaron resiembras en lotes dañados en algunas áreas sojeras. Datos relevados por técnicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indican que, en conjunto, Chaco, Santiago del Estero y Formosa sembraron 1,72 millones de hectáreas, posibilitando la concreción de una extensión sembrada nacional de 17,75 millones de hectáreas.
El segundo impacto del agua aportada fue frenar el brusco descenso de los rendimientos de los cultivos tardíos, mejorando también las condiciones vegetativas de la soja de segunda ocupación.
Si bien las precipitaciones impedirían por el momento que la producción caiga por debajo de los 38/39 millones de toneladas, el volumen final de zafra nacional sería menor tentativamente en un 11,4% respecto del precedente.
El estudio destaca que podrían presentarse algunos riesgos adicionales en los cultivos, dado que el incremento de la humedad edáfica y atmosférica provocaría condiciones favorables para el desarrollo de enfermedades y plagas que, hasta el momento, habían quedado retrasadas por la sequía.