La sequía que afecta a gran parte de las principales zonas agrícolas del país suma inconvenientes al agro y al gobierno. Ya no hay sólo un problema de precios internacionales bajos: ahora también va a haber un problema de menos cantidad. El fenómeno ya se había palpitado con los malos rindes en la cosecha de trigo y pérdidas en maíz, pero su persistencia afectaría a la soja.
Según un reciente informe económico privado, alcanzar el objetivo inicial de 50 millones de toneladas en esta campaña se veía complicado desde hace tiempo pero ahora se puede ir a valores de cosecha dramáticos.
Debido al fenómeno de la sequía, la soja que ya se sembró presenta malas condiciones, aunque todavía tiene margen para una recuperación ya que se encuentra en etapas de desarrollo incipientes. Sin embargo, para revertir la condición de sequía se necesitarían ahora lluvias mayores a las normales y eso no está pasando.
Tampoco se sabe cuál será el futuro de la soja de segunda, que es la que se siembra después de que se cosecha el trigo, entre fines de diciembre y enero. Para sembrar se necesita humedad en el suelo, y eso es lo que ahora no hay. Si se pierde esta posibilidad (por ahora parece muy probable) habrá que restar 3 millones de toneladas a la cosecha de esta campaña.
Aun en un escenario optimista de lluvias oportunas, muy difícilmente el aumento del área sembrada podría compensar la baja de los rendimientos, aunque sí atenuarlos. En un contexto así, la cosecha de soja podría disminuir de los 50 millones de toneladas que se estimaban hace uno o dos meses atrás a 46 millones de toneladas, o sea, una cantidad similar a la del 2008.
Si la falta de lluvias se mantiene, la soja de segunda no se va a sembrar. En este escenario la cosecha puede caer hasta los 43 millones de toneladas (casi 7% menos que en el 2008) y en el peor escenario (que la sequía se prolongue en marzo y abril) la producción de soja puede bajar hasta los 40 millones de toneladas.
Para este año, si sumamos las pérdidas de toneladas en todos los cultivos por esta sequía más la baja de precios, las exportaciones agroindustriales caerán alrededor del 30% (entre 8 y 9.000 millones de dólares, dependiendo de cómo termine la soja). Esto ya le pone un piso de baja del 13% a las exportaciones del 2009.