Así lo señala el petitorio emitido ayer por la Comisión de Enlace de entidades agropecuarias y que será presentado ante la presidenta Cristina Fernández en el que le reclaman la adopción de medidas para el sector, en especial la declaración de emergencia y desastre agropecuario, ya que "la situación se ha agravado".

En Entre Ríos, de acuerdo con el relevamiento de la SRA, se registraron pérdidas casi totales en maíz, soja y en cosecha gruesa, por lo que los agricultores estimaron que las pérdidas en esta cosecha van del 50 al 70% e indicaron que los animales se encuentran en muy mal estado.

Según datos de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación

Agrícola (Aacrea), a raíz de la sequía un 40% (120.000) de los novillos entrerrianos no se llegó a engordar ni se podrá vender; se espera una pérdida del 30% de preñez. En esta provincia hay casi 29.000 establecimientos ganaderos.

En La Pampa se relevó afectación de la cosecha gruesa, incluso con pérdidas totales, dependiendo de la época de siembra. Se registró también una bajante de la napa freática de hasta dos metros, lo que complicó el suministro de agua para la población y los animales.

En la localidad de Atreucó la zona ya fue declarada como de desastre agropecuario por el gobierno provincial, donde se observó mortandad de animales que asciende al 50% del rodeo y otros en un estado donde ya "ni pueden subir al camión para ir a venta", según refirieron los productores.

En la ciudad correntina de Mercedes, la lluvia fue de 490 milímetros, un 35% del promedio histórico; esto significa el abandono del riego de arroz ya sembrado, la baja de napas, el secado de reservorios de agua, el crecimiento nulo de pasto y la pérdida total en cultivos sembrados de girasol, soja y maíz.

En Concepción, sólo llovió hasta 50 milímetros en los últimos días, lo que permitió algún rebrote, pero la sequía es grave y promueve el secamiento de lagunas y esteros.

En Saladas llovió durante el 2007 y 2008 lo que se produce en un año solamente, y el problema se agrava por el estancamiento en la venta de novillos gordos y terneros en forma fluida. La mortandad promedio superó el 10%, con casos más graves aún, mientras que en preñez alcanza el 30%.